Mi amigo Samuel y la filosofía del autoengaño



Jose: ¿Y por qué quieres cortar con ella, Samuel?

Samuel: Porque no son sus lágrimas lo que golpea en la ventana de mi casa; son gotas de lluvia. Porque no es su cuerpo lo que me da calor en las noches de invierno; es la estufa de gas. Porque no es su piel lo que mis manos acarician; es el lomo del gato. Porque no es su nombre lo que grito desde el salón; es el gol del Barcelona. Porque no son sus besos lo que busca mi boca; es la cena. Porque no es la soledad la que entra en casa cuando ella no está; es la ausencia. Porque no es su amor lo que me queda; es el olvido.

J: ¿Seguro, Samuel? No me lo creo ni en verso. ¿Quieres que te diga yo por qué quieres cortar con ella ahora?

S: Vale... Adelante.

J: Porque no eres tu el hombre con el que ella se acuesta. Es el vecino.