Prohibiciones en Francia



Dudo que la prohibición de símbolos religiosos en las escuelas francesas contribuya mucho a debilitar la discriminación por raza o creencia, y menos que pueda garantizar, a largo plazo, la integración y convivencia en paz de todas la culturas, algo que Francia, uno de los paises de Europa con mayor inmigración a lo largo del siglo XX, ha resuelto hasta la fecha con una habilidad admirable en comparación con otros paises. Grave es el hecho de que sean los propios centros educativos los primeros lugares públicos que vayan a sufrir dicha prohibición, lo que conduce a una disyuntiva evidente: o bien han fracasado las políticas educativas dirigidas a la enseñanza de temarios que incluían el respeto y la comprensión del otro, del vecino musulmán, del judío, del católico, etc; o bien es que esta tarea ética y multicultural no se ha desarrollado con suficiente vigor y profundidad, con lo que el gobierno francés parece rendirse ante las circunstancias, ante las crecientes confrontaciones raciales y religiosas, cortando por lo sano, es decir, imponiendo el laicismo más absoluto como única forma de expresión pública por encima de la libertad de expresión religiosa.

A muchos, palabras como prohibición y censura siempre nos ponen alerta, y no es para menos si recordamos las sangrientas guerras que ha sufrido la humanidad cada vez que los gobiernos han dado prioridad al recorte de libertades en pro de una pretendida seguridad nacional, muchas veces fingida y fraudulenta para ejecutar acciones de gobierno, para la mayoría inmorales, con total impunidad. Nadie puede censurar o condenar a otro, porque nadie conoce perfectamente al otro. Tanto si es una reducción de las reyertas por religión o creencia, o bien es afianzar la unidad nacional (¡lo dice un "sabio"!) lo que persigue el gobierno francés a través de un uso extremo del laicismo (es decir, convirtiéndolo a la fuerza en una autopista moral por la que puedan circular todos), en ambas pretensiones el uso de la prohibición como herramienta para tales fines se muestra por sí misma éticamente inválida. No es ahora el caso, pero quién puede asegurar que en el futuro, después de esta limitación de la libertad religiosa a la esfera privada (un gueto como otro), no vaya a tocarle el turno a la libertad ideológica y que, en un momento determinado, planteado todo en los mismos términos, cualquier ministro decida sacarse de la chistera la necesidad de prohibir la libertad ideológica en la escuela o en cualquier otro ámbito público. No suelo, pero..., ¿y si me apeteciera llevar una camiseta "ideológica", con un foto de Nietzsche o de Marx? ¿No podría?