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domingo, 14. marzo 2004
No a liberar a Iraq de mi Esta tinta derramada en vuestra prensa es la sangre de mi país. Esta luz diluviada de vuestras pantallas es el brillo de los ojos en los niños de Basora. Éste que está sollozando en la oscuridad de su exilio soy yo; huérfano después de que hayáis matado a mis padres: Tigris y Eúfrates; viudo después de que hubierais crucificado la pareja de mi alma: Irak ¡Por ti, tierra mía: crucificada de entre las regiones! Ay de vosotros, señores de la guerra. Escuchadme: No a la fiesta de los ejércitos en el tejado de mi casa. No al verdugo que habéis plantado o al que vais a plantar. No a vuestra libertad caída sobre las cabezas de mi gente en bombas. No a liberar Irak de mí o a mí de él. Yo soy Irak. Mis hierbas son las letras y sé lo que quiero. Dejadme a mí mismo, a mi rabel y a vuestra ausencia. Volved a vuestras películas detrás del océano. Dejad para mí lo que queda de los alminares, de los mausoleos de mis ancestros, de las tumbas de mi familia... y bebed de las copas del petróleo hasta que os saciéis. Robad la miel del azufre y la arena del desierto. Llevad con vosotros a vuestros clientes. Llevaos al dictador con cada parte de vosotros que ha comprado con mi sangre. Llevad lo que queráis y marchad, dejadme solo con lo derribado de los sueños de mi hermana, con el incendio de las palmeras en las orillas de Mesopotamia, con los huesos de mi padre y el té de la merienda. Dejadme solo con las canciones tristes del sur, con la danza degollada del norte y con el pavo real de los Yasidíes. Dejadme solo curando las heridas de mi tierra: Irak. Solo... igual que María... solo con mi soledad... Mi país: el crucificado de entre las regiones. Sabré cómo animar su resurrección. Sabrá cómo renacer de su ceniza. ¿Acaso habéis olvidado que él es el creador del Fénix? Un infierno para vosotros, señores de la guerra. Escuchadme: No asustéis a las nubes de Bagdad con vuestros aviones. No sembréis soldados en nuestro jardín. No quitéis la chilaba a mi madre. No. Grito "no" a liberar Iraq de mí o a mí de él. Yo soy Iraq. Las aldeas han florecido de mi abrigo, y sé lo que quiero. Dejadme a mí mismo, a mi familia y a vuestro olvido.
MUHSIN AL RAMLI es un poeta iraquí nacido en Shirqat, al norte de Irak, en 1967. Novelista y traductor. Doctorado en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid con la tesis: "Las huellas de la cultura islámica en El Quijote". Vive en España desde 1995. Entre sus publicaciones, destacan: "El regalo del siglo que viene" (1995), "Hojas lejanas del Tigris" (1998) y "Migajas esparcidas", obra con la que obtuvo el premio Arkansas 2002 a la mejor obra literaria árabe traducida al inglés. Codirige la revista cultural árabe Alwah. Los dos poemas traducidos por el propio poeta, pertenecen a Todos somos viudos de respuestas.
Escrito por jose el 14 de marzo de 2004, 8:35:54 CET
sábado, 13. marzo 2004
13-M ETA ha negado ser la responsable de los atentados. Al-Qaeda ha reivindicado la autoría de los atentados. Millones de personas rechazaron ayer el terrorismo, millones de veces. Yo también. El gobierno sigue, en cambio, sin descartar ninguna hipótesis. ¿Por qué? Mañana hay elecciones.
Escrito por jose el 13 de marzo de 2004, 2:40:39 CET
viernes, 12. marzo 2004
12-M La verdad podría ser la próxima víctima.
Escrito por jose el 12 de marzo de 2004, 11:29:43 CET
En la estación de trenes El tren, con ojos brillantes, esperaba que la lluvia no ocultara más la vista (algo desigual, por la temporada) mientras permanecimos quietos luchando contra tristeza y locura; porque tras el muro nocturno, alto, oscuro y petrificado, destellaban las tenues luces del recuerdo. Estabas pálida, vestida de negro y partiste como un trueno en mis ojos ciegos, buscando entre las cenizas de lo visible, mientras soñabas con la primavera, una semilla verde imperceptible. Me hiciste preguntas sin sentido. Guardé las respuestas en silencio, resistí la destrucción de esta ciudad: ¡La muerte de la historia En la estación de los trenes! Y entonces preguntaste Con tu lengua quemada: “¿Todo fue mentira? Me mentiste cuando juraste que este amor perduraría mil años, que en la cúpula sobreviviría que sería siempre alumbrado por estrellas y paz? ¿Todo fue mentira?” “No, querida mía, Estaba tan sólo enamorado.” “¿Y de nuestro amor qué será?”, repuso ella. Contesté: “Según el médico, Se hundió una bala en el corazón del amor. Bien sabes que el misterio vela su muerte.” “¿Pero quién lo hizo?” “No fui yo, y tú sigues jurando Tu perfecta inocencia.” “El viento, mi querida, anuncia nuestra culpa, ¡Estamos en la mira! Se impacienta el tren, tiembla su fuego, el cadáver palpita lo desnuda el viento señala la gente: somos culpables. Entonces, ¿llegó la hora de fugarnos?”.
Mohammed Ibrahim Abu-Sinnah nació en 1937 en Giza Governotare, Egipto. Graduado en Estudios Árabes en la Universidad Al Ahar, en 1964, y actualmente es uno de los poetas de la Escuela Contemporánea de Poesía Árabe y Director del programa de creación cultural de la emisora Egyptian Radio. Entre sus libros de poemas más destacados se encuentran: Winter Garden (1969), Night Bells (1975), Ashes of the Green Questions (1990), Nile Dances (1993). Ha sido ganador de los siguientes premios: "Encouraging Prize in Poetry" (1984), Premio "Kavafis" (1990), Premio "Andalucía" (1997) y el Premio "Fikky" (1998). Actualmente es miembro del Comité de Poesía del Higher Council of Culture.
Escrito por jose el 12 de marzo de 2004, 2:21:50 CET
jueves, 11. marzo 2004
Escrito por jose el 11 de marzo de 2004, 10:33:58 CET
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