Víctimas



La distancia entre tres pozos es de 15 metros. En el primer pozo la profundidad es de 6 metros, 12 metros en el segundo y 40 en el tercero. Un hombre pasea por el campo y cae en el pozo menos profundo. Con algunos rasguños, logra trepar hasta la superficie y sigue paseando. Un poco más allá, vuelve a caer en el pozo de 12 metros. Se ha torcido el tobillo, pero tiene los brazos fuertes y se ayuda de las raíces de los árboles para de nuevo ascender. Cojo, va en busca de su automóvil para acudir a un centro médico, pero vuelve a caer. Durante el descenso de 40 metros, la víctima no piensa en el propietario del terreno que ordenó construir los pozos, ni en las leyes de perforación en el campo, ni tampoco en las personas que ya cayeron o caerán en ellos. Sólo piensa en cómo saldrá de ésta y si habrá alguien o algo que le pueda ayudar a salir. Y si sale, sus paseos se habrán convertido definitivamente en búsquedas; buscará toda su vida dónde está el cuarto pozo. El que no existe.