Seguridad



La búsqueda incesante de la seguridad provoca inseguridad. Y cuantas más vallas de seguridad coloca una persona o un grupo a su alrededor, muchas más vallas va a necesitar para saciar su deseo de seguridad. Intereses creados, necesidades creadas. Vallas, paredes, tapias, muros, tarjetas de crédito, detergentes con oxígeno activo. ¡La ergonomía como nuevo activo! ¡Compren! Un persona que necesita asegurarse de casi todo lo que piensa y de casi todo lo que hace es una persona extremadamente insegura, sin duda incapacitada para la autocrítica. Una persona verdaderamente segura, aquella que no pone constantemente a prueba su sinceridad y su voluntad, no necesita estar pendiente de su propia seguridad; acata su responsabilidad cuando yerra, analiza sus errores y prosigue su camino. La búsqueda incesante de la seguridad no sólo provoca inseguridad; además, contagia inseguridad al prójimo y procede de personas profundamente temerosas. Debe de ser herencia moral de lo peor de las religiones. El miedo, indiscutiblemente burgués, es la pandemia del siglo. No los medios de producción, no la divisas, no el petróleo sino el miedo es el nuevo capital. Una energía renovable..., por ahora.