Dificultades de un estadista



Grita ¿qué he de gritar? Toda carne es hierba, incluso los caballeros de la Orden del Baño, los caballeros del Imperio Británico, los caballeros, ¡qué caballeros!, de la Legión de Honor, de la Orden del Águila Negra (1ª y 2ª clase) y la Orden del Sol Naciente. Grita grita ¿qué he de gritar? Lo primero que hay que hacer es formar las comisiones: Los consejos consultivos, los comités permanentes, las comisiones selectivas y las subcomisiones. Un secretario bastará para diversas comisiones. ¿Qué he de gritar? Arthur Edward Cyril Parker es nombrado operador telefónico con un salario de una libra y diez por semana con un aumento anual de cinco chelines hasta llegar a dos libras diez por semana; y un aguinaldo de treinta chelines para Navidad con una semana de vacaciones por año. Se ha nombrado una comisión a fin de designar una junta de ingenieros que estudiará la provisión de agua. Se establece una comisión de obras Públicas, encargada ante todo del problema de la reconstrucción de las fortificaciones. Se designa una comisión para que delibere con una comisión volsca acerca de la paz perpetua: los fabricantes de flechas y jabalinas así como los herreros han designado una comisión mixta a fin de protestar contra la reducción de encargos. Mientras tanto los centinelas juegan a los dados en las marcas y las ranas (¡Oh mantuano!) croan en las charcas. Las luciérnagas brillan contra la tenue sábana alumbrando ¿Qué he de gritar? Mamá mamá he aquí la hilera de retratos de familia, los bustos cubiertos de polvo, todos con un aire inconfundiblemente romano, inconfundiblemente semejantes entre sí, iluminados sucesivamente por la lámpara de un guardián sudoroso que bosteza. ¡Ah! oculta bajo la... Oculta bajo la... Donde la pata de la paloma se detuvo y se aferró por un momento, un momento de quietud, reposo del mediodía, posada bajo las ramas últimas del árbol más exuberante del mediodía bajo la pluma del pecho agitada por el viento leve después de mediodía. Allí el ciclamen despliega sus alas, allí la clemátide se vuelca sobre el dintel ¡oh mamá! (no entre estos bustos, cada uno con la correspondiente leyenda) soy una cabeza fatigada entre estas cabezas cuellos fuertes para sostenerlos narices fuertes para cortar el viento mamá no podemos estar juntos alguna vez, casi ahora, si las matanzas, inmolaciones, oblaciones e impetraciones son observadas ahora no podemos estar ¡ah! ocultos ocultos en la quietud del mediodía, en la silenciosa y croante noche. Ven con la agitación del ala del pequeño murciélago, con el modesto resplandor de la luciérnaga o el coyuyo “Subiendo y bajando, coronados de polvo”, las pequeñas criaturas las pequeñas criaturas gorjean débilmente a través del polvo, a través de la noche. ¡Oh mamá! ¿Qué he de gritar? Reclamamos una comisión, una comisión representativa, una comisión investigadora DIMISIÓN DIMISIÓN DIMISIÓN

TS Eliot De Coriolano.