Literatura



Si te despiertas a las tres de la madrugada, orinas largamente, te vuelves a meter en la cama y, de repente, notas que te atrapó el insomnio y, sin saber cómo, te acechan cuatro versos probablemente horribles, procura levantarte y escríbirlos con buena letra. Es muy desagradable levantarse por la mañana, recordar que anoche se te ocurrió algo y pretender inútilmente hacer memoria de lo que ya no existe. La sensación es tan ridícula como tratar de caminar con los pantalones por debajo de las rodillas.