Se necesita flautista de Hamelin



Más de lo mismo, que es nada, es decir, lo mismo de ayer, que es lo de hoy, que probablemente será exactamente lo mismo de mañana, por mucho que eso mismo prometa lo de siempre, es decir, eso que se dice en cada esquina: nada de nada. Promesas. Más de los mismo de todo lo que viene siendo y que volverá a ser sin reconocerse, sin verse, sin tocarse, sin sentirse; por tanto, lo que volverá a ser sin ser, para convertirse en apenas una gota de agua, que parece casi algo, incluso lluvia, quizá diluvio, pero algo que se evaporará ¡zas! tan pronto como salga el sol o la esperanza y todo regrese a la ceniza ceniza. Habrán pasado siglos, milenios, o sea, una milésima de segundo, un tigre, dos, y más de lo mismo será, lo mismo de lo mismo y lo mismo de los mismos, es decir, los mismos hijos de puta seguirán siendo unos hijos de puta, y actuarán como tales, eso tampoco cambia; lo que quiero decir será eso también, a mi pesar, será lo mismo de lo mismo, ni siquiera río, o amor crudo, ni siquiera saliva, hueso último o voracidad menguante, nada por tanto, por tonto también, nada exclusiva, expansiva, perenne, nada rasa, tal cual, pureza inútil y final, por siempre y para siempre... Y por nunca más.