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El hombre tranquilo El hombre tranquilo dispone de velocidad, pero no tiene prisa. Tampoco tiene prisa de no tener prisa, lo que no es fácil cuando se dispone de algo de velocidad. El hombre tranquilo va a su ritmo, y lo marca suavemente. No es que se paren los relojes a su paso, pero cierto es que no ansía fugarse del presente. El hombre tranquilo casi nunca se enfada y, si se enfada, antes habrá contado por lo menos hasta cien. El hombre tranquilo es amable y trabaja, sin estrés, en una oficina. Esta mañana asesinó a un cliente. Tranquilamente. Escrito por jose el 25 de abril de 2005, 13:30:25 CEST |