De memoria



No fue adrede, vale, pero existió en ti una forma perfecta de permanecer lejos que supuestamente guardaba una extraña cercanía con mi boca, con mi boca o conmigo, no sé, algo así como un diagnóstico de odontólogo, un análisis de costes, un dios mío qué será de mí si no me vences miedo adentro, si no eres victoria pura, si no eres hombre al fin. No fue adrede, vale, pero existió en ti un modo de permanecer lejos. Un modo de permanecer. No pido memoria, ni es inútil el consuelo: es idiota. Vano recuerdo el de la mano fugaz que dio de comer a las palomas.