Las consecuencias del "NO" francés al tratado por el que se establece una Constitución europea nos está mostrando hasta qué punto interesa a los poderes económicos del continente una aprobación, veloz y sin apuros, de un texto común hecho a su medida. Liberales de todo tipo, neocons y 'socialdemócratas', han puesto el grito en el cielo ante la oposición de los ciudadanos galos, refiriéndose al resultado de la consulta popular con términos como 'tsunami', 'amenaza', 'crisis', 'incertidumbre', 'revés', 'terremoto', 'fracaso', 'golpe', 'confusión', etc. No es la prensa francesa la única resentida; es el 99% de los medios de comunicación europeos, que no dejan de ser, por ser prensa, un poder económico. Esta visión APOCALÍPTICA del derecho a disentir en Europa, de nuestro poder de decir 'NO', ¿qué tiene que ver con la pluralidad, la diversidad y la democracia expresadas en los renglones más solemnes del propio tratado constituyente? Nada.

Diguem NO