Se necesita inventor



Me paso el invierno esperando que llegue el verano para poder calzar sandalias y no tener que lavar, tender, plegar y guardar calcetines, con su correspondiente gasto en detergente, en pinzas, en esfuerzo y en armario. Pero cuando llega el verano sufro el calor hasta con sandalias, y me paso los días de sudor esperando que llegue el refrescante mes de septiembre para que las lluvias desinfecten la atmósfera y las primeras brisas del norte me alivien y me devuelvan el ánimo. Sin embargo, en otoño debo sacar otra vez los calcetines del armario para poder calzarme los zapatos, ese producto industrial cada vez más caro que se inventó para ensuciarse y que tendré que limpiar a diario. Se ha inventado la rueda, la televisión por satélite, Internet, el estimulador abdominal, el botijo con caja de música incorporada, el hoyo de golf portátil y otras maravillas, pero, joder, ¿a nadie se le ha ocurrido inventar unas sandalias con calefacción? Son la solución a un montón de problemas.