No tomarás el nombre de Dios en vano



Le doy la razón:

Cuando la religión se inmiscuye en la política, los análisis que pretendan entender alguna cosa deben de ser políticos y ya no religiosos. Se debe de analizar en términos de estrategia política y no de sensibilidad religiosa. El fanatismo religioso sirve a una determinada política. Los fanáticos que matan en nombre de Dios y de su profeta Mahoma no honoran al islam, sino que lo ofenden. En ninguna religión del mundo, fuera del ámbito del islam, quedan ya aspectos tan primitivos como el de exigir sacrificios humanos. Sean éstos de fieles o de infieles. La escasa espiritualidad mecanicista de los fanáticos sólo asusta por su bárbaro primitivismo, en ningún momento por la incapacidad del mundo para hacerles frente, incluso dentro del islam. Nuestra incredulidad manifiesta ignorancia. Lluís Roda.