De los nervios



Yo creía que los poetas, la mayoría, se morían de olvido, pero al parecer hay quien opina que se mueren de los nervios. Y quizá sea así. Extraigo un interesante párrafo del artículo de Juan Bonilla titulado «De qué se mueren los poetas»:

Cuando [Villaespesa] muere, el psiquiatra César Juarros le dedica un artículo en el que se pregunta: «¿De qué se mueren los poetas?». La respuesta es decepcionante: dice que se mueren de los nervios. Es una pena que no se acordara de Apollinaire, de la muerte de Apollinaire: herido en la cabeza, ardiendo de fiebre, oye a una multitud que en la calle pide la muerte de Guillermo. La gente está pidiendo la cabeza de Guillermo el Kaiser alemán, pero el poeta, perdido en su laberinto, cree que lo que en realidad reclama la gente es la muerte del poeta. Y se muere Apollinaire consciente de que aquellos a los que él quiso dar todo, se han reunido bajo su balcón para exigirle que se muera. Bajo el balcón de Villaespesa no se reunió nadie, y aquel silencio, para quien había sido el gran poeta de voz atronadora, representaba un castigo tan cruel como el que se infligió Apollinaire creyendo que los que pedían la muerte de su tocayo el Kaiser, estaban en realidad pidiéndole que se muriese.

Leer +