Orando en Sión



Mi vida es un muro. Lo levanto entre tu y yo para no verte nunca, para no oirte nunca, para no tocarte, no olerte, no quererte, para odiarte a solas, para encerrar tu memoria, para que no me dés pena, para que tu dolor, tu tristeza y tu muerte sean solamente tuyas, aunque te las regale yo, y para que tu sangre no se mezcle jamás a la mía cuando arraso tus campos y me asiento en tus tierras. Te aviso. Ten cuidado. Tengo en mis manos el virus de una epidemia mucho peor que el hambre en el mundo: levantar muros. Soy especialista, profesional: mi fe es un muro. Mi lucha es contra la palabra y mi objetivo es edificar, ladrillo a ladrillo, el silencio más alto. Mi vida es un muro, la vida de mis hijos, de mis hermanos, de mi mujer, la vida de mi pueblo es un muro. Si quieres decir algo, rellena este formulario llamado mediosdecomunicación. Y no tengo miedo, porque también mi miedo es un muro. Dios me protege y me hace libre: tendré por eso una casilla preparada para todas las preguntas que me quieras hacer. Mi nombre es Herzl.