|
Ventanas Querido Jose: Últimamente he perdido muchas cosas, pero, vamos, como todo el mundo, imagino que no más que mis prójimos. Tranquilo, no voy a referirlas todas aquí y ahora, en esta carta que te dirijo con la cauta esperanza de que, desde la oficina donde trabajas, puedas ayudarme; una esperanza que, tratándose de un asunto tan vital para mi, no desearía añadir a mi lista de objetos perdidos. El caso es que en mi casa hay varias ventanas, una por habitación. Anoche, cuando me acosté, estuve contemplando la luna desde la ventana de mi dormitorio... Después me fui a dormir. Hoy, al despertarme, he descubierto que la ventana de mi habitación no estaba... Tal cual, como te lo digo: que no estaba. Pero esto no es nuevo, Jose, no es la primera vez que me pasa. Me levanto, doy vueltas por el dormitorio y confirmo que en las paredes no hay ni siquiera un hueco, ni rastro de las hendiduras del marco ni resto alguno de los cristales. Como otras veces, he recorrido la casa y he comprobado que, efectivamente, todas habían desparecido. Sé que es extraño. La primera vez que me sucedió me asusté mucho... Es algo que sólo me pasa a mí, porque las ventanas de los vecinos siguen en su sitio. Normalmente, por la tarde, cuando vuelvo del trabajo, las ventanas vuelven a estar donde el constructor las puso, pero hoy no han regresado. No sé dónde se han ido. Me he dado una vuelta por el barrio a ver si las encontraba, pero nada. Por eso, antes de iniciar obras para poner ventanas nuevas, te escribo esta carta para que me ayudes. Ávisame si aparecen por la oficina. Gracias. V. V.
Escrito por jose el 19 de noviembre de 2003, 13:14:57 CET |