Hueco II



Aparta de mi la belleza que deslumbra, la pureza que te aleja, la hora de irse, el silencio perfecto, sin tachaduras. Dame ese abrazo donde solamente tú me abrazas, y regresa al hueco desnudo que desocupas cuando te vistes de ausencia. No hay tierra prometida, no hay paraiso, banderas, y la memoria es un diosa tan despistada, y tan dulce, que corremos el riesgo de acatarla. Crecemos, pero tu sábana es mi sábana y es todavía el mar.