Inmortalidad



Leo con gusto que uno de los privilegios de la persona inmortal sería tener una erección garantizada a los 94 años. ¡Fabuloso! Pero el verdadero privilegio es la garantía de llegar a los 94 años con una erección inmortal. Y que, cuando yo muera, la funeraria se vea obligada a construirme un ataúd de acero y a medida, porque el falo en cuestión, una vez enterrado, perforará la tapa, atravesará la corteza terrestre y aflorará de nuevo a la atmósfera como el tronco de un árbol del que tú, algún día, comerás manzanas.