hUmANo 7.3



No es el amor lo que pensó que sería. Tampoco el odio. A pesar de todo, ensaya con sus labios besos que torpemente enrosca en las paredes. Y mata las hormigas que por las paredes trepan para beber sus restos de saliva hasta la comisura de su boca. No es el amor lo que pensó que sería. Tampoco el odio. Las máquinas le han triplicado la dosis. Todos los días lo abren. Todos los días lo perforan. Todos los días le sacan huesos, sangre.

Siente como yo cosas que todavía no tienen nombre. Su deseo es una piedra, su fuerza un chip.

Desde que les dimos a las máquinas el poder de fabricarnos, lo natural es la tecnología, lo innato una religión primitiva.