Desierto



Parece mentira, pero en la era digital, el desierto todavía es un reloj de arena que marca a la perfección la hora de la muerte; desafía la existencia del tiempo porque lo puntual siempre es llegar tarde a la vida. Parece mentira, pero en la era del rock, del pop y del rap, el silencio del desierto no es una música ni una voz, sino el instrumento que el odio afina a favor de las bombas. Parece mentira, pero en la era de la felicidad, los sueños del desierto no duran la noche entera, cargan un oasis de sangre listo para disparar contra todos los espejismos de paz. Parece mentira, pero en la era de las golosinas, Herodes sigue vivo y se dedica a la distribución de cinturones explosivos.