Absurdo



El sábado estuve hojeando libros de la biblioteca pública. Vi uno en el suelo, de tapas duras y verdes. A alguien se le habrá caído, pensé. Lo recogí y comencé a examinarlo. La primera página era blanca y gruesa, la de cortesía, como es habitual en volúmenes con un mínimo de dignidad. Me sorprendió que la segunda página fuera también blanca, pero recordé que a veces, en determinadas ediciones, se introduce una blanca adicional de cortesía, lo cual otorga cierta elegancia al libro. El tipo de papel era formidable, agradable al tacto, de una calidad tal que le calculé más de tres siglos de vida. Es curioso: en las cuatro páginas siguientes no aparecía título ni autor, tampoco los créditos. También eran páginas blancas. Jamás vi un libro así, tan pulcro, tan bien encuadernado, pero tan vacío de contenidos. En la página quince alguien había escrito algo: "Bloc de notas de Isabel Martín Fernández".