|
Con permiso Algún día habré de reconocer que desperdicié parte de mi sensibilidad hacia el misterio; sé bien que se nos recriminarán los sueños descifrados, que no verán con buenos ojos que archivemos crucigramas, que la falta de procedimiento causará ciertos dolores, que un código de barras no podrá sellar una sonrisa. Es una pena verme obligado a adelantar estos versos, porque recordaré triste que esta innata melodía de sombras era un espejo poco fiel. Cierto que ahora reside en mí todo el poder de no rendirme, no ante el mundo, sino ante mi, (una actitud poco rebelde para los tiempos que corren) pero qué puedo hacer yo... Ya no hay nadie infalible, a excepción del crepúsculo y otros recursos gráficos. Abandono por tanto el espíritu como una luz auxiliar, fácilmente recuperable con el paso de los siglos (o no), tomo el cuerpo prestado para devolverlo radicalmente muerto, o en un orgasmo que garantice la confianza, pero, ante todo, desobedezco a los responsables de destruir una a una todas mis ilusiones. Por favor, quisiera nacer. Escrito por jose el 16 de abril de 2004, 2:01:25 CEST |