Ahora ya no.



La pelota amarilla y vieja, de hexágonos negros, deshinchada en el rincón del patio de la escuela que ya no existe.

La botella de vino vacía, bajo un sol de justicia, sobre el banco oxidado del parque.

La cajetilla de tabaco con una colilla dentro.

La chaqueta azul marino, (la de dos líneas blancas por cada manga), sucia, tirada en el descampado.

La cinta de Aute en el radiocassette doble pletina.

La zapatilla que se embarcó en una ola, surcó los mares, que izó una bandera pirata, que hoy atraca solitaria en la orilla de esta playa.

La pinza de tender la ropa, mojada tras la lluvia, en el tejado mohoso de la casa en ruínas.

Los besos que di en el invierno de 1991.