Daily Mirror



Bueno, ya no es tan malo ser terrorista. Hoy basta con fabricarse una bomba casera, oxido nitroso crema presurizada, o vinagre, aluminio, un poco de amoníaco, matraz Erlenmeyer o alguna botella con tapa, y hacer volar por los aires un burguerquing o un macdonalds, destrozar con napalm dos líneas de fabricación de Ford, electrocutar con tus manitas todo el sistema informático de la empresa donde a diario explotas, que a diario te explota, que al fin y al cabo explotarías por bien de la humanidad, o, por no ir más allá, reventar con petardos la embajada de EEUU en Madrid, en Buenos Aires o en Viena. Ya no es tan malo ser terrorista. Los hay que lo sueñan. No es imprescindible ser anarquista o yupi subvencionado, ni siquiera ser árabe, indio o votar a la izquierda, ni mucho menos un vendido a la CIA o a Scotland Yard, no es indispensable manifestarse ni tampoco matar a nadie; basta con ser un hombre o una mujer, o sencillamente alguien triste, y pensar rasamente que este mundo esclaviza o instruye la voz cansada del que apenas ya ni canta ni grita. Reitero, por si acaso, que no es una necesidad inmediata la voluntad homicida de nadie. Bastaría simplemente con no callar. Aunque allá cada uno con su repugnante moral de mierda. Pero, bueno, ya no es tan malo, no es tan horrible eso de ser terrorista. Todo los ricos lo han puesto de moda mientras el Daily Mirror, world exclusive, se mea en nuestra cara.