Objetos perdidos



«Ela tenía las manos lo suficientemente pequeñas como para seguir tocando el mundo con el tacto de los niños. Sus dedos eran la nostalgia de las tardes, en las que comer palomitas de colores suponía dejarse empujar por el sabor del azúcar entre los dientes. Nunca temió las advertencias, por eso trepaba por la fachada de su casa, para no tener que escuchar el ruido de su padre en la cocina, el eco de la tele en el salón y sobretodo, para evitar el olor del aire de quién sólo respira para continuar limpiando obligaciones. Ela era una persona de bolsillo, de esas que siempre te gustaría visitar para contarla cuentos sobre un mar morado bajo el que viven todas las estrellas que se cansaron de mirar el mundo desde arriba. Su habitación estaba llena de rescates, de los restos que la gente olvidaba en los pórtales. Objetos que ella solía remendar o pintar con las letras de las canciones de quién nunca acepta pactar una derrota. Por eso su cuarto parecía un puzzle, un mapa de vidas ajenas, de estaciones que se cruzan y gente que se escapa perdiendo todo aquello que no fue capaz de pronunciar. Ela guardaba toda clase de objetos perdidos: el frío de las gasolineras, la última colilla que él fumó antes de volverse innecesario, un marco de madera al que le falta la foto y le sobra el precio, el billete de un viaje que alguien no fue capaz de realizar, un jueves con goteras, cinco libros escritos en francés y un cuaderno que alguien compró, para escribir las recetas que curan el miedo a los armarios. Su casa era un museo de todo aquello que alguien se olvidó de recoger en la tienda de disfraces. Por eso y por su olor de mujer bajo la lluvia, merece la pena recordarla como ese ser capaz de construir puentes que huelen a desierto y playas que suenan a caja de botones. Después de todo, Ela tenía ojos de Rayuela y ganas de no pertenecer a un patio con macetas. Fue el único ser que he conocido, capaz de respirar el mundo a base de cuentos de Cortázar.»

Sé de ella que se llama Isabel, que escribe en un ático sin ascensor y que sube sus textos a pie.