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Bodegón Los gritos son de la vecina que riñe a su hija al otro lado de la pared. Y toda la noche es la vecina, toda la noche su grito y todo el grito mi insomnio. No le importa a la vecina que el barrill de Brent supere los 40 dólares, que Netscape resucite como el ave Fenix, que el resto del mundo duerma ni que un submarino nuclear británico bucee como un niño en el Mediterráneo. Son temas menores, puro ornamento, semáforo en rojo o paso a nivel, una hormiga atravesando África comparado con el paquete de tabaco que halló en los pantalones de su hija. A mi, en cambio, que abuso de los puntos de mira panorámicos, me soprende esta noche el contorsionismo de mi ojo en la mirilla, afición no esquiva que insiste en la subida de los tipos de interés como causa de las broncas de mi vecina a su hija. Escrito por jose el 2 de junio de 2004, 10:31:39 CEST |