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Antes Era mejor antes. Esto, la vida. ¿Te acuerdas? Pasábamos horas boca abajo, colgados de las ramas por la cola, contemplando en silencio los crepúsculos, sus raíces, devorando frutas silvestres. Lo simultáneo, como lo sublime o lo salvaje, no eran conceptos, sino prácticas. Como el olvido, el amor, la soledad, la esperanza y otros objetos construidos a favor de la resurrección y la vida eterna. Era mejor antes. Sin eternidad. Sin furia. Dúdalo, si quieres, para eso te pagan, pero era mejor antes. Ahora nos colgamos de los postes, telefónicos, de la luz, qué más da, y en ocasiones, como nos aburrimos, nos ahorcamos hasta ese punto en que la respiración depende solamente del temblor de nuestra sombra para comprobar que todavía viviremos un último desconsuelo. Antes, cuando nos colgábamos de las ramas, desconocíamos nuestra propia sombra. La sombra era siempre la sombra de otros, o de lo otro, y servía para guarecerse del sol y dormir. No era una sombra espejo, una sombra guardia, una sombra elegante. Me dices que por culpa de Dios un día abandonamos la selva. Tonterías. Cuando descubrimos que Dios era mentira y que la culpa se la inventó un simio ya era tarde para aniquilar la nuestra. Dúdalo si quieres. Pero era mejor antes. Tú no estarías tan calvo. Ni yo tan cansado. Escrito por jose el 11 de junio de 2004, 0:16:24 CEST |