Indecisa



Puedes correr más que la tormenta para esconderte en tus guaridas, obedecer a todas las piedras del camino, juntar remordimientos y venganzas, y temblar todo el día como una hoja sacudida por el viento. O, en cambio, puedes envainar los rayos, dar un puntapié a todas las piedras, juntar lluvias y pájaros, y ser la tormenta de la que hubieras huído para esconderte en tus guaridas. Tienes que saber que puedes. No es una receta eterna, pero alivia pensar que, de vez en cuando, puedes olvidar los espejos y mirar en tus manos para poder hallarte.