El gobierno del PSOE ha decidido echar tierra sobre la acusación de golpe de Estado a Guinea Ecuatorial, que supuestamente aconteció durante la presidencia de Aznar. El embajador español ante la ONU ha recibido la orden, o varias, de no dar ninguna credibilidad a la intentona y califica la imputación de "inaceptable". Promocionada su grandilocuente "alianza de civilizaciones", el partido socialista no está ahora en condiciones de abrir nuevos frentes a nivel internacional ni, por tanto, de iniciar una investigación, ni que sea mínima, sobre la presunta agresión española a Guinea. Aunque ésta no es la única razón, ni siquiera la más importante, creo. Las empresas implicadas directa o indirectamente en la disputa tampoco desean que el conflicto trascienda. En cualquier caso, la película no ha terminado, porque la delegación guineana en la ONU ha prometido que seguirá exigiendo explicaciones.