Coda



El tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros. Jorge Luis Borges

Si el tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros y en uno de ellos parezco tu enemigo; si la caricias que te di por un instante no superior al que te amé es ya una enorme adivinanza, o una parábola, un fantasma arrastrando su cadena más allá de tus temblores; si la curvatura de tus nalgas no hospeda ya las interminables tangentes donde mis dedos te calcularon para convertirse en algo verosímil; si inciertos porvenires estallan hacia el infinito donde ya no estás, que es donde ya ni te busco, y reapareces pareciendo un sueño elevado a la condición de herida; si regresas a propósito de la música y otros candores obedeciendo a la soledad que la edad exige como un experimento contra el olvido y los crepúsculos; si vuelves inevitable, que es como siempre eres, inevitable y tierna, es quizá porque yo he aprendido por fin a dejarme vencer en todo lo que tu ganas, con el único y honorable propósito de volver a ver en tus labios lo que una vez ocultó la verdad de tus sonrisas.