Gratitud



Así, de repente, sucede, sin llamadas ni reclamos, que uno siente y recibe el mundo antes de ser mundo, en ese instante imprevisto que precede a la plaga de la existencia. Así, de repente, sucede, sin aviso del juez, sin sirenas, que todos los sueños son sólo uno, y la primera de las consecuencias, y sin duda de las más graves, es que el viento es nombrado para explicar en otoño la caída de las hojas. Así, de repente, sucede, sin que nadie te pida cuentas, mientras los dioses duermen, que uno recoge un aliento, refugio entre los refugios, como si espacio y tiempo respiraran a favor nuestro, como si un abrazo anónimo nos pillara desprevenidos. Así, de repente, sucede, que uno se siente más vivo.