El miedo es el mensaje



No sé si el Pentágono precipitará la tormenta con algún espectáculo pirotécnico, pero, como era de esperar, las bombas informativas crecen como champiñones a medida que se acerca el 2 de noviembre, las presidenciales en Estados Unidos. Si el periódico The New Yok Times exhibió el otro día las negligencias de dicho pais en la protección de centros de producción y almacenaje de armamento, ayer trascendió la primera investigación realizada por los norteamericanos sobre el número de cadáveres del genocidio ejecutado por EEUU (y sus ayudantes) en Iraq: 100.000 muertos. No el medio, sino el miedo es el mensaje. El miedo y solamente el miedo. En esta última fase de campaña, republicanos y demócratas trabajan el miedo a conciencia, como lo hicieron populares y socialistas la semana previa al 14-M: por un lado, el miedo de que Bush prosiga su genocidio y, por otro, el miedo de que Kerry no prosiga la guerra contra el terrorismo, que son, al fin y al cabo, las dos caras del mismo dólar. Ellos siguen mirándose el ombligo, pero el resto del mundo también miramos su ombligo (nunca antes hubo una cobertura tan planetaria de estas presidenciales) en vez de mirar a la cara, uno a uno, a los cien mil muertos del genocidio. Miedo. Nadie parece tener miedo de que Hitler no haya muerto.