Dejad que los niños se acerquen a mi



Este fin de semana la hija de unos vecinos, muy simpática, llama a mi puerta. Ding-dong:

  • Hola, vengo a recoger una firma para que no quiten la religión de la escuela.
  • Hola.
  • A ver, a ver, ¿qué es eso?
  • Tiene que firmar aquí.
  • Ah, ya veo. ¿pero seguro que la van a quitar? ¿de todas las escuelas?
  • Mi seño me ha dicho que la van a quitar.
  • ¿Y a qué colegio vas?
  • A Nuestra Señora de la Consolación.
  • Ah... ¿Y allí, en la Consolación, también la van a quitar?
  • Sí.
  • ¿Seguro? ¿Y cuántos años tienes?
  • Nueve.
  • Entonces ya has hecho la comunión, ¿no?
  • Sí, sí.
  • ¿Y fuiste a cataquesis?
  • Si.
  • ¿Y en el colegio rezáis antes de empezar las clases?
  • Con la seño sí.
  • ¿Y vas a misa los domingos?
  • A veces, con mi abuela.
  • ¿Y tus padres?
  • No.
  • ¿Y tienes una hoja para firmar que la quiten del todo?
  • No, qué va (risas).
  • ¿Tus padres saben que tendrías que tener por lo menos 16 años para poder recoger firmas? Los niños y niñas no pueden recorger firmas porque no pueden trabajar... blablablá blablablá
  • Por favor, ¿me pone aquí la firma?
  • No.
  • Vale adiós.
  • Vale.