Gringa



Los lunes, los martes, los viernes Siempre que regreso de mi fastidioso trabajo de obrero Reviso el refrigerador desocupado, el lavaplatos, las obras completas de Mistral Cada centímetro de la taza de baño, la vigencia de la leche líquida

Corto en partes iguales la tableta de alprazolán con su brillo amarillento Hablo en coa, en francés defectuoso, conmemoro a Cristo A las cinco, a las ocho, a las doce Con intensos anuncios de parálisis faciales

Cruzo la casa, los jardines, la cocina, el baño, furioso Cansado de la República, de la poesía, de las escopetas del lumpen Pero sé que al fondo del patio, bajo los pimientos, tu culo ríe desvergonzado Y otra vez la vida tiene sentido, la poesía, las escopetas, la República.

Poemas del libro “Cumbia”, 2003, Editorial La Cáfila.


Adiós My Love

El día que me pudra sin haber dicho lo justo A la luz de las velas color mausoleo Vendrás a tocar mi garganta de peste Con la tristeza de una viuda hermosa

Querrás pulir mi nombre en tu boca Y descubrir el eterno embrujo de la muerte En la fosa donde los muertos se excitan Intentarás adivinar el nuevo espesor de mi sangre

Irás a contemplar las tumbas de tus parientes A los que nunca importé Y de los cuales no supe más que eso

Me buscarás entre el zumbido de las moscas Y te echarás cansada de intentarlo Bajo el rosal más bello del cementerio

Desde la tierra de gusanos hambrientos Leeré para ti el mejor poema ruso Dormiré Y te alegrarás de haberme perdido

"Antología Personal" (Autoedición. San Bernardo. Chile. 1999)
YURI PÉREZ (San Bernardo, 1966): Ha publicado los libros “Cara et Fuego” (1994) Instituto Nacional de la Juventud; “Cartas del Interno” (1995) Municipalidad de El Bosque, “Gringa; El Canto de los Llanos de Lepe” (1997) Maipoediciones; “Mala Yerba” (2000) Maipoediciones; “Antología Registrada” (2001) Maipoediciones; “Cumbia” (2003) Editorial La Cáfila. Además ha recibido el Premio Municipal de Literatura (San Bernardo 1997), Beca Fundación Pablo Neruda (1994), Beca Fondart (Ministerio de Educación, 1997), Premio Municipal de Literatura (San Bernardo, 2001). También es posible encontrar su trabajo en las antologías “Altiro” de Germán Carrasco y Cristián Gómez (Editorial Vox, Buenos Aires) y “El tren de la Poesía Chilena” de Jorge Montealegre. Actualmente, Yuri Pérez, realiza talleres de literatura en sectores poblacionales de San Bernardo a través del “Proyecto de Extensión Cultural” de la Municipalidad de esta ciudad.



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Música



Busco lo que prometo traer desde lejos (el sonido del viento en el caracol del deseo)

estaba pensando en el corazón de un león en invierno y en una mujer soltándose los pétalos en un segundo de descalzo principio debajo de un bosque de sueño

esta es la música que siento hundiendo la humedad en lo desconocido

lo que no nos pertenece nunca es lo que más deseamos

sólo pedimos un poco de tiempo

necesitamos aullar en las profundidades calmas del perfecto silencio.

Pablo Galante Nació en Montevideo en 1970. Es periodista, diseñador gráfico, operador de cine y poeta. Fue ilustrador de las revistas Graffiti y Relaciones de Montevideo. Publicó: «Estribor Intrépido», 1995.

Muestra de Poesía Joven Uruguay




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Silencio



Mi padre solía decir: "La gente de clase jamás hace visitas largas, hay que mostrarles la tumba de Longfellow o las flores de vidrio en Harvard. Bastándose a sí mismos como el gato -quien se lleva su presa a un retiro, colgante la cola fláccida del ratón como un cordón de su boca- a veces disfrutan con la soledad y pueden quedarse privados de habla al oír palabras que los hayan deleitado. El sentimiento más hondo se muestra siempre en el silencio; no en el silencio sino en la sobriedad". Tampoco era insincero él al decir: "haga Ud. de mi casa su posada". Las posadas no son residencias.

Marianne Moore. Poeta estadounidense galardonada con el Premio Pulitzer. Nació en St Louis (Missouri), y estudió en el Bryn Mawr College. Trabajó como editora para la revista literaria The Dial entre 1925 y 1929. En un principio se relacionó con el movimiento imaginista pero más tarde desarrolló sus propias estructuras rítmicas y su propia versificación, introduciendo referencias muy claras sobre una amplia variedad de temas. Así por ejemplo, era muy aficionada al baseball, en especial a los Brooklyn Dodgers, y a menudo manifestaba este interés en su poesía. Su obra es más descriptiva y reflexiva que lírica o dramática, y en ella ofrece minuciosas descripciones de paisajes, animales y objetos. Su primer libro llevaba por título Poemas (1921); a éste le siguió Observaciones (1924), Poemas selectos de Marianne Moore (1935 con una introducción de T. S. Eliot), El Pangolin y otros versos (1936), Qué son los años? (1941), Sin embargo (1944), Poemas completos (1951; premio Pulitzer de 1952), Como un baluarte (1956), O ser un dragón (1959), El buey ártico (1964) y Dime, dime (1966). Sus traducciones de Las fábulas del escritor francés Jean de La Fontaine aparecieron en 1954. En 1955 publicó Predilección (sobre sus escritores favoritos) y en 1961 Páginas escogidas de Marianne Moore.

Fuente




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Considerando en frío, imparcialmente...



Considerando en frío, imparcialmente, que el hombre es triste, tose y, sin embargo, se complace en su pecho colorado; que lo único que hace es componerse de días; que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando que el hombre procede suavemente del trabajo y repercute jefe, suena subordinado; que el diagrama del tiempo es constante diorama en sus medallas y, a medio abrir, sus ojos estudiaron, desde lejanos tiempos, su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo que el hombre se queda, a veces, pensando, como queriendo llorar, y, sujeto a tenderse como objeto, se hace buen carpintero, suda, mata y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también que el hombre es en verdad un animal y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin, sus encontradas piezas, su retrete, su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Comprendiendo que él sabe que le quiero, que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales y mirando con lentes aquel certificado que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña, viene, y le doy un abrazo, emocionado. ¡Qué mas da! Emocionado... Emocionado...


César Vallejo (Santiago de Chuco 1892 - París 1938) es el poeta peruano más grande de todos los tiempos, figura capital de la poesía hispanoamericana del siglo XX -al lado de Neruda y Huidobro- y una de las voces más originales de la lengua española. Su complejo mundo poético se distingue por un profundo arraigo al ámbito familiar; las experiencias del dolor cotidiano y la muerte; la visión del mundo como un lugar penitencial sin certeza de salvación; la solidaridad con los pobres y desamparados del sistema capitalista; y la fe en la utopía revolucionaria prometida a los hombres por el marxismo. En diversas etapas de su obra se notan los influjos del modernismo, la vanguardia, el indigenismo, la poesía social y el impacto de acontecimientos históricos, como la Guerra Civil española.

En 1918 publica su primer libro de poemas: Los heraldos negros. En 1920 es acusado injustamente y encarcelado durante 112 días. En 1922 publica Trilce; un año después, publica algunas prosas y viaja a París. En 1928 viaja a la Unión Soviética y a su regreso a París rompe con el APRA. En 1929 regresa a la Unión Soviética y un año después viaja a España. Regresa a París pero es expulsado por razones políticas; se translada entonces a España de nuevo. En 1931 publica su novela Tugsteno. Viaja de nuevo a la Unión Soviética y se inscribe en el Partido Comunista de España. En 1932 regresa a París y vive en la ilegalidad. En 1937 asiste al Congreso de Escritores Antifascistas en Madrid. Murió en Paris, un día del cual tenía ya el recuerdo, en 1938. En 1939 se editan, de manera póstuma, los Poemas humanos.

+ sobre el poeta




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Objetos perdidos



«Ela tenía las manos lo suficientemente pequeñas como para seguir tocando el mundo con el tacto de los niños. Sus dedos eran la nostalgia de las tardes, en las que comer palomitas de colores suponía dejarse empujar por el sabor del azúcar entre los dientes. Nunca temió las advertencias, por eso trepaba por la fachada de su casa, para no tener que escuchar el ruido de su padre en la cocina, el eco de la tele en el salón y sobretodo, para evitar el olor del aire de quién sólo respira para continuar limpiando obligaciones. Ela era una persona de bolsillo, de esas que siempre te gustaría visitar para contarla cuentos sobre un mar morado bajo el que viven todas las estrellas que se cansaron de mirar el mundo desde arriba. Su habitación estaba llena de rescates, de los restos que la gente olvidaba en los pórtales. Objetos que ella solía remendar o pintar con las letras de las canciones de quién nunca acepta pactar una derrota. Por eso su cuarto parecía un puzzle, un mapa de vidas ajenas, de estaciones que se cruzan y gente que se escapa perdiendo todo aquello que no fue capaz de pronunciar. Ela guardaba toda clase de objetos perdidos: el frío de las gasolineras, la última colilla que él fumó antes de volverse innecesario, un marco de madera al que le falta la foto y le sobra el precio, el billete de un viaje que alguien no fue capaz de realizar, un jueves con goteras, cinco libros escritos en francés y un cuaderno que alguien compró, para escribir las recetas que curan el miedo a los armarios. Su casa era un museo de todo aquello que alguien se olvidó de recoger en la tienda de disfraces. Por eso y por su olor de mujer bajo la lluvia, merece la pena recordarla como ese ser capaz de construir puentes que huelen a desierto y playas que suenan a caja de botones. Después de todo, Ela tenía ojos de Rayuela y ganas de no pertenecer a un patio con macetas. Fue el único ser que he conocido, capaz de respirar el mundo a base de cuentos de Cortázar.»

Sé de ella que se llama Isabel, que escribe en un ático sin ascensor y que sube sus textos a pie.



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