La constitución de la mente letrada



Olson (David R.) sostiene que los sistemas graficos sintácticos –el alfabeto, por ejemplo- no sólo conservan la información, sino que también proporcionan modelos que nos permiten ver el lenguaje, el mundo y nuestra mente.

Es fácil hacer una analogía entre este concepto de Olson y algunos de McLuhan, quien afirma que las tecnologías cambian nuestra forma de concebir el mundo.

Tomando el alfabeto como una tecnología, que de hecho lo es, ambos autores coinciden en que no solo es una herramienta que las personas utilizan, sino que de una u otra manera modifica la manera en que concebimos la realidad, es decir, nuestra forma de pensar.

Comunicación es un espacio de interacción y gestión colaborativa de contenidos a cargo de los alumnos de la Universidad Maimónides y los docentes Hernán Cuevas, Patricia Pomiés y Alejandro Piscitelli. El texto reproducido es de Julian Garamendy.



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Ayer encontré una mujer



Ayer encontré una mujer perdida en un estado atmosférico tanta dicha secreta me pesa.

30 minutos de vida

La pelusa del jardín También me pesa Signos inapreciables bajo el hogaño Esmeralda y ambarino. ¿Y David? Ahora es abuelo y tan solo está que toca el piano.

Nicolás Castro. Nació el 28 de mayo de 1975, en la Capital Federal. Es periodista. Dirige y edita desde el año 2002 la revista Olor a Manzana. Tiene dos libros de poema inéditos “Kokoro” (2002) y “Te lo diré si prometes solemnemente decírselo a todo el mundo” (2003). Ha leído poemas en el Club Atlético Atlanta Atlanta y en la Casa de la Poesía. Me dice que es posible que pronto venga a recitar a Barcelona. Ójala. Varios de sus poemas los podéis leer y escuchar en Flatus Vocis. Podéis escribirle, si queréis.



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Miguel Ángel




Mujer en Fuencarral

no es impávida ni turbia no es la que desayuna casi en pijama paseando la piel y el sueño ni susurra el sexo en el suelo...

pero de alguna manera cada paso es una cueva una promesa que se te hace en el tercer piso, mano izquierda ...sólo habías ido a comprar tabaco....

Música del sex-shop

ese disco huele como tu ingle.

al final el perfume me come dentro cuando calla la música

Secciones

.-SECCIÓN DE BIOLOGÍA cada uno tiene su propio problema con las hormonas. lo tuyo es inversión a fondo perdido. lo mío es nostalgia.

.-SECCIÓN ARTE nada especial sobre la piel. es como pintar la carne. para colorear algo vivo no sirve la materia inerte.

un viaje, un regreso, una decisión, no caben en un lienzo. el espacio de un cuadro es menos que quien lo habita.

Miguel Ángel Hoyos (Valencia, 1973) es licenciado en Periodismo y periodista en la delegación de RNE en Santander (Cantabria). Pero aquí eso no cuenta. Lo que cuenta es que es amigo mío. Hacía tiempo que nos habíamos perdido la pista (una forma como otra de argumentar la distancia), pero la semana pasada nos reencontramos, gracias a este Hallazgo.



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No a liberar a Iraq de mi



Esta tinta derramada en vuestra prensa es la sangre de mi país. Esta luz diluviada de vuestras pantallas es el brillo de los ojos en los niños de Basora. Éste que está sollozando en la oscuridad de su exilio soy yo; huérfano después de que hayáis matado a mis padres: Tigris y Eúfrates; viudo después de que hubierais crucificado la pareja de mi alma: Irak ¡Por ti, tierra mía: crucificada de entre las regiones!

Ay de vosotros, señores de la guerra. Escuchadme: No a la fiesta de los ejércitos en el tejado de mi casa. No al verdugo que habéis plantado o al que vais a plantar. No a vuestra libertad caída sobre las cabezas de mi gente en bombas. No a liberar Irak de mí o a mí de él. Yo soy Irak.

Mis hierbas son las letras y sé lo que quiero. Dejadme a mí mismo, a mi rabel y a vuestra ausencia. Volved a vuestras películas detrás del océano. Dejad para mí lo que queda de los alminares, de los mausoleos de mis ancestros, de las tumbas de mi familia... y bebed de las copas del petróleo hasta que os saciéis. Robad la miel del azufre y la arena del desierto. Llevad con vosotros a vuestros clientes. Llevaos al dictador con cada parte de vosotros que ha comprado con mi sangre. Llevad lo que queráis y marchad, dejadme solo con lo derribado de los sueños de mi hermana, con el incendio de las palmeras en las orillas de Mesopotamia, con los huesos de mi padre y el té de la merienda. Dejadme solo con las canciones tristes del sur, con la danza degollada del norte y con el pavo real de los Yasidíes. Dejadme solo curando las heridas de mi tierra: Irak. Solo... igual que María... solo con mi soledad...

Mi país: el crucificado de entre las regiones. Sabré cómo animar su resurrección. Sabrá cómo renacer de su ceniza. ¿Acaso habéis olvidado que él es el creador del Fénix? Un infierno para vosotros, señores de la guerra. Escuchadme: No asustéis a las nubes de Bagdad con vuestros aviones. No sembréis soldados en nuestro jardín. No quitéis la chilaba a mi madre. No. Grito "no" a liberar Iraq de mí o a mí de él. Yo soy Iraq.

Las aldeas han florecido de mi abrigo, y sé lo que quiero. Dejadme a mí mismo, a mi familia y a vuestro olvido.

MUHSIN AL RAMLI es un poeta iraquí nacido en Shirqat, al norte de Irak, en 1967. Novelista y traductor. Doctorado en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid con la tesis: "Las huellas de la cultura islámica en El Quijote". Vive en España desde 1995. Entre sus publicaciones, destacan: "El regalo del siglo que viene" (1995), "Hojas lejanas del Tigris" (1998) y "Migajas esparcidas", obra con la que obtuvo el premio Arkansas 2002 a la mejor obra literaria árabe traducida al inglés. Codirige la revista cultural árabe Alwah. Los dos poemas traducidos por el propio poeta, pertenecen a Todos somos viudos de respuestas.



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En la estación de trenes



El tren, con ojos brillantes, esperaba que la lluvia no ocultara más la vista (algo desigual, por la temporada) mientras permanecimos quietos luchando contra tristeza y locura; porque tras el muro nocturno, alto, oscuro y petrificado, destellaban las tenues luces del recuerdo.

Estabas pálida, vestida de negro y partiste como un trueno en mis ojos ciegos, buscando entre las cenizas de lo visible, mientras soñabas con la primavera, una semilla verde imperceptible. Me hiciste preguntas sin sentido. Guardé las respuestas en silencio, resistí la destrucción de esta ciudad: ¡La muerte de la historia En la estación de los trenes!

Y entonces preguntaste Con tu lengua quemada: “¿Todo fue mentira? Me mentiste cuando juraste que este amor perduraría mil años, que en la cúpula sobreviviría que sería siempre alumbrado por estrellas y paz? ¿Todo fue mentira?” “No, querida mía, Estaba tan sólo enamorado.” “¿Y de nuestro amor qué será?”, repuso ella. Contesté: “Según el médico, Se hundió una bala en el corazón del amor. Bien sabes que el misterio vela su muerte.” “¿Pero quién lo hizo?” “No fui yo, y tú sigues jurando Tu perfecta inocencia.”

“El viento, mi querida, anuncia nuestra culpa, ¡Estamos en la mira! Se impacienta el tren, tiembla su fuego, el cadáver palpita lo desnuda el viento señala la gente: somos culpables. Entonces, ¿llegó la hora de fugarnos?”.


Mohammed Ibrahim Abu-Sinnah nació en 1937 en Giza Governotare, Egipto. Graduado en Estudios Árabes en la Universidad Al Ahar, en 1964, y actualmente es uno de los poetas de la Escuela Contemporánea de Poesía Árabe y Director del programa de creación cultural de la emisora Egyptian Radio. Entre sus libros de poemas más destacados se encuentran: Winter Garden (1969), Night Bells (1975), Ashes of the Green Questions (1990), Nile Dances (1993). Ha sido ganador de los siguientes premios: "Encouraging Prize in Poetry" (1984), Premio "Kavafis" (1990), Premio "Andalucía" (1997) y el Premio "Fikky" (1998). Actualmente es miembro del Comité de Poesía del Higher Council of Culture.



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