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¿Próxima estación?
Escrito por jose el 19 de marzo de 2004, 21:12:44 CET
![]() Retorno Volverás a mi boca y saldrás de mi boca para inundar la noche para salvar los verbos caminarás de cuclillas por los puentes de siempre con manos soñadas y besos de niña Vas a huir de los miedos de los muertos vivientes de los falsos combates desatados fantasmas que cobijan las fieras Yo te tuve un día soleado de diciembre con la sonrisa helada con mejillas de escarcha pero todavía viva Anhelo hoy tu resurrección fiel tu desafío de paz tu abrazo de nube y te reclamo viento de mis nuevos días
Escrito por jose el 18 de marzo de 2004, 9:30:28 CET
![]() Hueco V Es mucho peor para nosotros. Los asesinos han aprendido a matar mejor, les basta con matar un poco, con memorizar dos ideas solemnes, suntuosas, bañadas de una estricta moralidad prescindible para disparar sin dudarlo; su salario sigue subiendo, cotizan en bolsa, disfrutan de muchos meses de vacaciones, pasan más horas con la familia. Es mucho peor para nosotros. Los asesinos han aprendido a rentabilizar las balas; también son hijos del capitalismo. Saben cuándo poner las bombas; saben cuándo iniciar las guerras; saben cómo administrar el miedo; también son hijos de las religiones. Antiguamente, una bala se alojaba en su víctima, sustituía al corazón, su sombra era sombra retenida contra el último latido. Hoy, la bala se aloja en su víctima, sustituye al corazón, pero su sombra la perfora y la atraviesa, vuela como un eco por encima de todos nuestros latidos; cruza valles, mares, paises, rascacielos, da mil vueltas al mundo en dirección contraria a nuestra paz justo un segundo antes que tu grites "democracia". Es muchísimo peor para nosotros. Los asesinos han aprendido a matar mejor. No gratis.
Escrito por jose el 17 de marzo de 2004, 8:35:37 CET
![]() Idioma ¿Qué clase de lengua es esa en la que un beso nunca puede ser traducido literalmente a la vida?
Escrito por jose el 15 de marzo de 2004, 14:48:14 CET
![]() Diagnóstico Hace semanas que estoy si estar, ando desprovisto de mi, me busco con lupa, con microscopio, me siento a mil años luz, y ya voy haciéndome falta, echándome de menos. Me miro y no me veo, me grito y no me oigo, me toco y no estoy. No sé dónde me fui ni cuándo volveré a verme. Me pregunto cuántas serán las arrugas cuando vuelva; tampoco si habrá un atardecer de otoño dispuesto a acogerme como suele suceder en estos casos. Hago señales de humo, dejo conectado el contestador automático, pongo el intermitente antes de girar para siempre por esa calle del desencuentro y me escribo cartas a ninguna parte para recordar que un día desaparecí de mí, sin avisarme. Cuando me alejo tanto de mi, de ese yo que creo que soy, cuando la lejanía me completa, todo yo es perspectiva y recupero entonces mi profesión de estatua en el centro de todas las plazas. Como dijo Eugénio, si el viento viene, no tengo más remedio que abandonarme y ver hasta dónde me llevan sus espíritus.
Escrito por jose el 9 de marzo de 2004, 8:33:17 CET
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