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Bytes de primavera «La cultura come con brazos de ameba, su táctica es la del sitio vitascópico: dibuja sus horizontes con óptica primordial, desnuda cada vez, así, recién parida. Olvidar para hacer, hacer para saber de nuevo, para cambiar que es vivir, para no olvidar.» Con ustedes: El Florido Byte.
Escrito por jose el 7 de junio de 2004, 12:37:56 CEST
Haiku Busco scripts de PHP para mutar on fly HTMLs en PDFs.
Escrito por jose el 6 de junio de 2004, 2:30:56 CEST
Bodegón Los gritos son de la vecina que riñe a su hija al otro lado de la pared. Y toda la noche es la vecina, toda la noche su grito y todo el grito mi insomnio. No le importa a la vecina que el barrill de Brent supere los 40 dólares, que Netscape resucite como el ave Fenix, que el resto del mundo duerma ni que un submarino nuclear británico bucee como un niño en el Mediterráneo. Son temas menores, puro ornamento, semáforo en rojo o paso a nivel, una hormiga atravesando África comparado con el paquete de tabaco que halló en los pantalones de su hija. A mi, en cambio, que abuso de los puntos de mira panorámicos, me soprende esta noche el contorsionismo de mi ojo en la mirilla, afición no esquiva que insiste en la subida de los tipos de interés como causa de las broncas de mi vecina a su hija.
Escrito por jose el 2 de junio de 2004, 10:31:39 CEST
El plan Con puntos, comas y signos de admiración, tenía pensado todo lo que le iba a responder en el momento en que su en enemigo cotidiano se decidiera a recriminarle la más mínima falta. De hecho, durante años había estado aguardando que su enemigo cotidiano le ofreciera ese magnífico instante de satisfacción, ese magnífico mar en calma que pudiera acoger su caudaloso río de rabia, aunque la espera fuera a cargo de una larga lista de actos autodestructivos, noches en vela, absurdas lamentaciones y autoconmiseración, como si todo esa parafernalia del dolor que se había montado con una paciencia de cirujano, esa angustia ya en ruínas, pudiera funcionar algún día a modo de munición boomerang de su odio. Hasta entonces había permanecido encerrado en sus límites formales, sus opciones mínimas, tragos de bilis, traje-chaqueta y buena cara, celebrando fiestas y funerales con sus propios fantasmas, despejando todas las dudas sobre la reconfortante inmoralidad de la agresión o, incluso, el asesinato de su enemigo cotidiano. Repasaba a diario, una por una, todas las palabras, tratando de hallar las más precisas, hasta llegó a dejar escritas todas las respuestas que preparaba para ese momento en que su enemigo cotidiano se decidiera a recriminarle la más mínima falta. Y había llegado ese instante de gloria. Por fin, llegó un día en que su enemigo cotidiano le recriminó un olvido. Pero él, contra todo pronóstico, se quedó callado. No supo qué decir. Se preguntó cuánto le darían por un rifle de segunda mano.
Escrito por jose el 28 de mayo de 2004, 8:39:04 CEST
Caída ¡Socorro! ¿Hay alguien ahí fuera? ¡Llamad a los bomberos! ¡Sacadme de aquí! Llevo tres días atrapado... Resbalé y me caí en el fondo de su mirada.
Escrito por jose el 26 de mayo de 2004, 9:21:06 CEST
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