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Playa Alguien tiene el valor de repartir gratis los bronceados a pesar de las palmeras y los apartamentos. La sombra de agua que abandona tu sonrisa se seca al sol de esta playa donde garantizamos el turismo del país. Antes de convertirnos en mandíbula de calavera, conversamos, sin mucho afán, de la necesidad de gritar al resto de esqueletos de que no bastará la lluvia sino un orgasmo mortal de Dios para apaciguar la máquina de los sueños. Es inútil y cansado. Demasiado pedir para dos como nosotros, dos niños como nosotros quiero decir, dos faros perdidos digo, dos hogueras de sal bajo el iceberg que edificamos por el bien de la humanidad; demasiado horizonte, también, para besarnos una sola vez desde esta orilla donde somos diferentes. Nadie nos arrebatará, al menos, este instante de gloria absoluta, el dolor de recorrer la velocidad del perfume a pescado del puerto, la huída perversa hacia el fondo de la tarde, exactamente detrás de los sauces en la niebla. Dicen que el amor ocupa a veces poemas como si la verdad tuviera una responsabilidad, un último sentido, pero nosotros preferimos leernos los labios porque, al final, recuerda, al final nunca se sabe; cualquier día puede que nos despertemos en mangas de camisa, con palas en las manos, llenos de heridas iluminando el basurero.
Escrito por jose el 13 de julio de 2004, 11:46:04 CEST
Indecisa Puedes correr más que la tormenta para esconderte en tus guaridas, obedecer a todas las piedras del camino, juntar remordimientos y venganzas, y temblar todo el día como una hoja sacudida por el viento. O, en cambio, puedes envainar los rayos, dar un puntapié a todas las piedras, juntar lluvias y pájaros, y ser la tormenta de la que hubieras huído para esconderte en tus guaridas. Tienes que saber que puedes. No es una receta eterna, pero alivia pensar que, de vez en cuando, puedes olvidar los espejos y mirar en tus manos para poder hallarte.
Escrito por jose el 9 de julio de 2004, 9:53:17 CEST
Hueco IX Y ahora nadie dice nada. Hoy todo está bien. La sangre regresó a su cauce. Bajó el precio de la gasolina. Pasó la tormenta. Somos felices. La clase media hemos tomado la decisión de guardar el grito en la jaula. Hasta nueva orden. Haya paz. La religión del nuevo lenguaje también toma cuerpo. Movilizar: organizar una manifestación con mensajes a móviles. Legalidad internacional: justicia para el descanso de las conciencias. Ayuda humanitaria: control económico y energético de un pais. Tercer mundo: algo que en algún momento deberíamos arreglar. Reconstrucción: campana que suena cuando un país es masacrado. Profesional: obrero que trabaja horas extra gratis. Que haya paz. Hasta nueva orden. Mientras canta en tu sueño ese pájaro que casi no desafina en el mío, la sombra de la bala se calienta en el corazón de los cazadores. Siempre hay intrépidos que se atreven a decir "mañana".
Escrito por jose el 7 de julio de 2004, 20:59:08 CEST
Dresde Dresde es la única ciudad del mundo donde los turistas nadan en las cúpulas. Para mantener la mirada a flote es obligatorio levantar la cabeza con altivez de emperador hasta que el Elba convierte en negra la raza de todas las estatuas. Ni Florencia ni Praga gozarán del olvido de haber resucitado barrocas contra la venganza asesina de los libertadores de Europa.
Escrito por jose el 5 de julio de 2004, 10:11:59 CEST
Hueco VIII No miento. Me quedé allá en los ocho o nueve años, construyendo castillos de arena, jugando a pillar, jugando al escondite, contando hasta mil, hasta el último pájaro, hasta el último adiós adiós memoria adiós porque ya casi ni me acuerdo; me quedé allá en los ocho o nueve años, acurrucado en un rincón de la casa, mirándome las uñas, los pantalones sucios, con la cabeza en las rodillas, guarecida para siempre por un llanto acogedor; si no me falla el sueño, o los cuchillos, puedo hallar esa conciencia mínima, exacta, que arroja todos los espejos a mi cara, que aprende desde el abandono, que detalla todo lo que no he borrado. No miento. Me quedé allá en los ocho o en los nueve años, no hay más, allí, debajo de una sábana, en una noche sin historia, niño revuelto, distraído, rozando la furia del mundo, sudando, casi solo.
Escrito por jose el 15 de junio de 2004, 11:59:47 CEST
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