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«Las estrellas para quien las trabaja» «Me persigue un oficio solitario vigilar toda la noche una gacela hablar sin seducir, no poseerla y verla irse, oscura, al diccionario» Juan Carlos Mestre Ars Patetica, de «La poesía ha caído en desgracia»
Escrito por jose el 8 de noviembre de 2004, 9:15:21 CET
Felicidades, Pablo Sólo una mujer aprendió a empinarte a conciencia, con su codo de diosa y su boca mundial. Sólo una mujer te sorbió completo, te aflojó la estatua, te exploró la arritmia de los pies a la nuca. Esa mujer eran mil patrias en una. Contemplaste sus nalgas hasta llorar.
Escrito por jose el 12 de julio de 2004, 14:33:18 CEST
Carvalho animado El detective más famoso de Barcelona, Pepe Carvalho, surgido de la mente del escritor Manuel Vázquez Montalbán, ha renacido en un formato inédito. Si hasta ahora las historias de Carvalho habían aparecido en forma de libro, series de televisión y cine, la cadena televisiva franco-alemana Arte las presenta ahora en dibujos animados interactivos. Con Pepe Carvalho, un privé à Barcelone, Arte ofrece a los internautas la posibilidad de participar en un juego interactivo para descubrir en cuatro episodios animados 'las múltiples facetas' del universo del detective barcelonés.
Escrito por jose el 8 de julio de 2004, 13:07:22 CEST
Telegraph Road Hace mucho tiempo llegó un hombre por un sendero tras andar treinta millas con un saco a la espalda y dejó su carga donde mejor le pareció levantó un hogar en medio de la nada construyó una cabaña y un almacén para el invierno y cultivó la tierra de la orilla del frío lago, y llegaron otros viajeros cabalgando por la senda, y nunca fueron más lejos, no, ni nunca retrocedieron. Se levantaron iglesias, se construyeron colegios aparecieron los abogados y llegaron las leyes llegaron los trenes y los camiones bien cargados y el viejo y sucio sendero se convirtió en Telegraph Road. Se abrieron minas y se extrajo el mineral llegaron tiempos difíciles e incluso hubo una guerra. El telégrafo radió una canción acerca del mundo exterior Telegraph Road llegó a ser tan profunda y tan ancha como un río que fluye... Y la radio me cuenta que esta noche helará; la gente regresa a casa desde las fábricas Hay seis carriles de tráfico, tres de ellos van muy lentos... Solía gustarme ir a trabajar pero cerraron la fábrica tengo derecho a trabajar pero aquí ya no hay trabajo. sí, y me dicen que vamos a tener que pagar lo que debemos, vamos a tener que recolectar la semilla que ha sido plantada. Y los pájaros que descansan en los cables y en los postes telegráficos siempre podrán escapar volando de esta lluvia y este frío los puedes oír cantar su código telegráfico a lo largo de Telegraph Road. Sabes que pronto podría olvidar, pero aun recuerdo aquellas noches cuando la vida no era más que una apuesta en una carrera entre las farolas apoyabas tu cabeza en mi hombro y tu mano acariciaba mi pelo... ahora eres algo más fría, como si ya nada te importase... Pero confía en mi, nena, que yo te sacaré de aquí, te sacaré de esta oscuridad y te llevaré a la luz del día, de estos ríos de faros de coche, de estos ríos de lluvia, de la ira que habita en las calles con estos nombres... porque me he saltado todos los semáforos de los caminos de la memoria. He visto la desesperación estallar en llamas y no lo quiero volver a ver. Te llevaré lejos de estos letreros que dicen "Disculpe, hemos cerrado" a lo largo de Telegraph Road.
Escrito por jose el 15 de junio de 2004, 11:42:56 CEST
XVIII (Trilce) Oh las cuatro paredes de la celda. Ah las cuatro paredes albicantes que sin remedio dan al mismo número. Criadero de nervios, mala brecha, por sus cuatro rincones cómo arranca las diarias aherrojadas extremidades. Amorosa llavera de innumerables llaves, si estuvieras aquí, si vieras hasta qué hora son cuatro estas paredes. Contra ellas seríamos contigo, los dos, más dos que nunca. Y ni lloraras, di, libertadora! Ah las paredes de la celda. De ellas me duele entretanto, más las dos largas que tienen esta noche algo de madres que ya muertas llevan por bromurados declives, a un niño de la mano cada una. Y sólo yo me voy quedando, con la diestra, que hace por ambas manos, en alto, en busca de terciario brazo que ha de pupilar, entre mi dónde y mi cuándo, esta mayoría inválida de hombre.
Escrito por jose el 14 de junio de 2004, 12:07:46 CEST
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