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IPC El aceite de oliva, las patatas y manzanas suben un 20% en el último año... Hay que joderse. Imagino que el IPC lo calculan con los pies. En todo caso, existe una afición en los medios a destacar el aumento de los precios de los alimentos. Y en parte con razón, dado que son "productos de primera necesidad". Sin embargo, calzarse los pies o vestirse para el frío, aunque no es algo imprescindible (si te apetece, puedes morir congelado...), es también una necesidad de primer orden y, en cambio, los zapatos y la ropa (cuyo precio se ha incrementado mucho más) son productos que en las noticias siempre aparecen en una segundo plano, disparando el IPC tanto o más que el barril de petróleo. Pero la cuestión no es (sólo) esa. Es otra. No nos fastidiaría tanto que subieran los precios si los precios del trabajo, es decir, el salario de los trabajadores, también creciera. Pero no es así: una lechuga vale ahora en España como en Alemania, es decir, como en la maravillosa Europa, pero nuestros sueldos no son nada "europeos". Nuestros sueldos son una puta mierda.
Escrito por jose el 8 de septiembre de 2004, 9:43:32 CEST
Sentarse Nos sentamos mal. Fatal. Es un problema gravísimo que nadie pretende resolver. En los pupitres de la escuela, en la universidad, en los bancos de la iglesia, en los sillones del coche, en las butacas de los cines... Un error enorme que pasa factura. Un error de siglos. Durante siglos hemos recibido la información en solitario, mudos, sentadísimos, literalmente: uno-tras-otro, uno-detrás-de-otro. Un emisor único, central, polariza nuestra atención: el profesor, el sacerdote, la pantalla de cine, el periódico. Hemos hecho una cola inmensa, un atasco infinito de sombras y huellas; hemos pasado una eternidad sentados de espaldas al prójimo, de culo al otro (así nos dieron), contemplando la nuca del otro. Una nuca borrosa, una nuca primer plano. Nos hemos sentado mal. Guardando las formas, la horizontalidad, paralelos, transversales por lo imprescindible. Por eso no hemos podido captar demasiados guiños de complicidad, ni devolvernos la sonrisa con la frecuencia con la que los chimpancés, en la selva, se sonríen unos a otros, colgados de las ramas. La enseñanza de la geografía, por ejemplo, es cruel: en bachillerato me enseñaron donde está la capital de Irak, pero no los huertos más fértiles de mi comarca o, sencillamente, el nombre de las comarcas. Es sangriento. Por eso digo que nos sentamos mal, que no es más que una forma de decirlo. Pero a nadie parece importarle. En Internet nos sentamos como nos viene en gana, es verdad. Yo a veces me siento vestido. Pero en Internet ni siquiera nos vemos la nuca. Nos sonreímos de vez en cuando gracias a dos puntitos, o un punto y coma, y un paréntesis... Menos mal que todavía se construyen algunas plazas nuevas, aunque sean de paso, aunque sólo sirvan para regular el tráfico. En la ciudad donde vivo han recuperado una de sus funciones: cientos de inmigrantes rumanos se reúnen en ellas cada tarde, se sientan, toman el fresco y conversan.
Escrito por jose el 31 de agosto de 2004, 9:52:19 CEST
Ya en su kiosco ¿Qué tienen en común las chapas de cava, la biblioteca de Saramago, la abeja Maya, todos los Seat 600, las novelas fuxia de Johanna Lindsey, el arte del Tarot, los relojes antiguos, los talleres mecánicos, las muñecas barriguitas y las grabaciones de jazz? Que son coleccionables. Como en diciembre con los perfumes, la publicidad en septiembre nos invade con colecciones de objetos, cada año más raros. Se colecciona de todo, incluso fantasías sexuales. Para algunos consumidores, esto de coleccionar debe de ser algo así como una adicción, una droga, y lo bastante sugerente como para que, cada otoño, se repitan las promociones. Supongo que si a uno le gusta el coleccionismo pero no persevera en su empresa, al final ya no sabe si colecciona objetos o colecciona coleccionables. A lo mejor, para este tipo de consumidores (la mayoría), Salvat o RBA deberían sacar una promoción especial: "coleccione coleccionables, el primer y último número, ya en su kiosco".
Escrito por jose el 30 de agosto de 2004, 12:52:53 CEST
Brutal Pone los pelos de punta el escrito de Ylek sobre las mujeres de Juárez (México), una ciudad donde se han matado, desde 1993 hasta la fecha, alrededor de 400 mujeres, asesinatos perpetrados con un alto grado de sadismo y tortura de todo tipo; una matanza que ha sido calificada de "brutal, perversa e inhumana". Entre otras, una de las actividades de estos monstruos era arrancarle los pechos a la mujer pero, llegados a este punto, rehuyo las descripciones, porque no sé cómo lo hacían ni quiero saberlo. Sin duda, es algo "brutal" y "perverso", pero no es "inhumano". Dichos actos son humanos, lo hicieron humanos, aunque no tengan nada que ver con el hecho de "tener humanidad". Ese grado de sadismo no lo desarrollan los animales, ni siquiera los chimpancés, que son nuestros hermanos simios en el árbol evolutivo. Mucho habría que hablar sobre el modo de vida que se impone y cómo afecta éste al comportamiento de las personas. Blanca Muñoz, de la Universidad Carlos III de Madrid, analizando la obra "La personalidad autoritaria", de T. W. Adorno, ofrece una descripción génerica sobre cómo afecta al individuo las cosmovisiones basadas en estructuras de poder: El resultado final será la formación de una cosmovisión colectiva en la que la personalidad autoritaria -caracterizada por la sumisión con los poderosos y la humillación y crueldad hacia los débiles- aparece como propia del "ciudadano normal". La irracionalización colectiva de la Sociedad de Masas conlleva fuertes componentes de autoritarismo en el que aún perviven herencias del Nazismo. La xenofobia y la misogínia, por ejemplo, se fomentarán políticamente en momentos de crisis económicas y sociales a través de los mensajes de la cultura-comunicativa y en función de los objetivos coyunturales del sistema de las corporaciones transnacionales.
Si a eso sumamos el hecho de vivir en la sociedad del espectáculo (se sospecha que las mujeres de Juárez fueron utilizadas para el rodaje de 'cine snuff'), obtenemos un producto rentable en los escaparates de las alcantarillas. Ni siquiera podemos hablar de que el ser humano continúe viviendo en un estado salvaje para poder explicarnos estos actos. Leonardo Da Vinci dijo que "verdaderamente, el hombre es el rey de los animales, pues su brutalidad supera a la de éstos" y acertó en no utilizar el adjetivo "salvaje". La brutalidad es lo que define estos actos humanos. John Berger, relfexionando sobre la pintura de Francis Bacon, explica en Página 12: La brutalidad de hoy es tal vez más incesante, invasiva y continua. No perdona nada, ni siquiera el planeta mismo, ni a nadie vivo en sitio alguno. Siendo abstracta, porque deriva de la sola lógica de la ganancia (tan fría como un congelador), amenaza volver obsoletos todos los otros órdenes de pensamiento, junto con su tradición de enfrentar la crueldad de la vida con dignidad y algunos destellos de esperanza.
Escrito por jose el 8 de junio de 2004, 11:54:16 CEST
Sexo En el sexo, sólo hay una cosa peor que pensar que lo mejor es tener una sola pareja para toda la vida: creérselo.
Escrito por jose el 8 de junio de 2004, 7:55:26 CEST
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