Campaña militar



Carod ha entrado fugazmente en campaña electoral y ha lanzado su mitin, en forma de titular de prensa, con una eficacia extraordinaria. No es tonto, aunque lo parece, como ya se dice. Arriesgado sí, pero pienso que tonto, tonto, no lo es, si bien resulta evidente que, para los intereses del PSOE, ha hecho una tontería enorme. ¿Acaso vamos a caer en la ingenuidad de pensar que el dirigente de ERC obraba sin pensar en las consecuencias de sus actos? Porque entonces, una de dos: o Carod es muy cortito de luces, o sea, tonto, idiota, estúpido (que lo dudo), o sabía a la perfección el daño que podía hacer (he aquí su tontería). Carod no pierde votos ante sus propios electores, o no muchos, pero ha dejado a los socialistas del PSOE (aunque no tanto a los del PSC, que seguirá gobernando), totalmente indefenso ante la artillería mediática del PP. ¿Tontería consciente? Pienso que sí. De lo que no es consciente, y aquí sí que ha sido muy poco previsor, es que ha perdido bastante puntos entre personas que no le votaban, pero que le guardaban cierta simpatía. Una decepción.

Como sugería el periodista Iñaki Gabilondo en la SER esta misma mañana... Porque, ¿quién pasó la información al periodista de ABC? ¿La policía? ¿Entonces, por qué no detuvieron a nadie de ETA? ¿O quizá lo comunicó alguien de la propia ERC? A parte de eso, como telón de fondo electoral, permanece la confrontación entre el bipartito español (PP-PSOE) y el tripartito catalán (PSC-ERC-Iniciativa), como si ésta de ahora fuera una prolongación estatal de la campaña electoral catalana. ¿No es sorprendente lo poco que últimamente se habla de "lo malos que son" los nacionalistas del PNV? ¿Se consolida el viraje de la confrontación nacionalista hacia Cataluña? Quizá. Lo que más duele de todo, y en esto tiene toda la razón Txema, es que se condena la palabra, convertida ya no en bala sino en misil, el diálogo en trinchera y la campaña electoral en campaña militar.