lunes, 27. diciembre 2004

Baraja para todos



Por una vez estoy de acuerdo con uno del PP que dice que no acepta una <a title="dice" href="www.elmundo.es" target=_blank">nación de naciones. La diferencia principal es que él pretende que su Estado sea considerado una nación, algo que en realidad nunca fue, y yo que mis naciones sean consideradas Estado, algo que en realidad fueron hace ya mucho tiempo. ¿Jugamos todos?




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sábado, 25. diciembre 2004

Poema de Navidad



EN OTRA PARTE

Poema de Derek Walcott, que dedicó a Stephen Spender.

En algún lugar un caballo galopa con sus crines al aire corcoveando en torno a un campo cuyos postes están rodeados con alambre de espino, y los hombres rompen piedras o reúnen las gavillas en almiares.

En algún lugar las mujeres están hartas del embozado sollozo del mar, ya que los esquifes de los pescadores siguen haciéndose a la mar. Es azul como la paz. En algún lugar están ahítos de historias de torturas.

En algún lugar hubo un arresto. En algún lugar se recogió una pequeña cosecha de cadáveres en un camión. Los soldados descansan en algún lugar junto a una carretera, o fuman en un bosque.

En algún lugar ruge la ira en una circunferencia por una atrocidad. En algún lugar se arranca una página, y de algún modo el follaje no parece ya hojas, sino camuflaje.

En algún lugar hay un camarada, un escritor que yace con los ojos muy abiertos sobre el tictac de un colchón, que no leerá esto, ni escribirá. ¿Cómo hacer una pluma?

Y henos aquí libres por algún tiempo, pero en otro lugar, en una tercera, o una séptima parte de este planeta, la sumaria culata de un fusil revienta un cráneo introduciendo en él la idea de paraíso

donde nada es gratis, donde el aire azul es frágil como el papel, y todo aquello que escribamos será sellado dos veces; una carta azul, su garganta hendida por el abrecartas del estado.

Del otro lado de estos negros barrotes miran rostros emaciados. Los dedos se aferran a los travesaños de estas estrofas y esto ocurre aquí, porque en otro lugar

sus miradas se difuminan en el olvido tenuemente, como los números sin rostro que nos desconciertan en la guía telefónica. Como las masacres del año pasado.

El mundo está libre de culpa. El crimen más oscuro es hacer de la conciencia una profesión, sentir a través de nuestros propios nervios el grito silencioso de las ramas del invierno, interpretar los prodigios como signos.

(Dentro de "El testamento de Arkansas", trad. de A. Resines y H. Bevia, Visor Libros- Colección de Poesía, Madrid, 1994)



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viernes, 24. diciembre 2004

Seguridad



La búsqueda incesante de la seguridad provoca inseguridad. Y cuantas más vallas de seguridad coloca una persona o un grupo a su alrededor, muchas más vallas va a necesitar para saciar su deseo de seguridad. Intereses creados, necesidades creadas. Vallas, paredes, tapias, muros, tarjetas de crédito, detergentes con oxígeno activo. ¡La ergonomía como nuevo activo! ¡Compren! Un persona que necesita asegurarse de casi todo lo que piensa y de casi todo lo que hace es una persona extremadamente insegura, sin duda incapacitada para la autocrítica. Una persona verdaderamente segura, aquella que no pone constantemente a prueba su sinceridad y su voluntad, no necesita estar pendiente de su propia seguridad; acata su responsabilidad cuando yerra, analiza sus errores y prosigue su camino. La búsqueda incesante de la seguridad no sólo provoca inseguridad; además, contagia inseguridad al prójimo y procede de personas profundamente temerosas. Debe de ser herencia moral de lo peor de las religiones. El miedo, indiscutiblemente burgués, es la pandemia del siglo. No los medios de producción, no la divisas, no el petróleo sino el miedo es el nuevo capital. Una energía renovable..., por ahora.




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Deseo Dos Mil Cinco



Que no pase nada.




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jueves, 23. diciembre 2004

Frontera



Quizá más importante que ser o parecer es no dejar nunca de aprender a ser o parecer. Su utilidad. No es lo mismo ser tonto que parecerlo, o ser inteligente que parecerlo. Bretch, espray multiusos para cierta progresía, proclamó en cuatro versos una valiosa ley de la utilidad que algunos no tardarían en tildar de reaccionaria, pobre Bertolt: "Quién es útil corre el peligro de que demasiados lo necesiten. Dichoso el que evita ese peligro sin dejar de ser útil". Ser y parecer. Ser útil y parecer útil. Ambas herramientas nos liberan y nos esclavizan, nos regalan a diario nuevas preguntas a nuestras moralizantes respuestas sobre la coherencia y la hipocresía, la sinceridad y la mentira. En el dos mil cuatro aprendí a aprender que jugar con las dos manos no exige otra valentía que sumar fidelidad a la lucha contra todo aquello que nunca dejó de provocarme náuseas. Es la frontera cierta, la cuerda floja del equilibrista. Ninguna novedad, ya lo sé. ¿Qué esperaban? Es lo de siempre: el vómito como límite. La baba derramada a pesar del bozal, la alcantarilla que se desborda a pesar de la alcantarilla, el arañazo de la caricia aplazada. El vómito como límite. Más límite todavía en unos tiempos en que ser uno mismo es, como mucho, el precio que marca la etiqueta. Tanto tienes, tanto vales, no se puede remediar. Si eres de los que no tienen, a galeras a remar.




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