viernes, 2. julio 2004

Contrariado



López Aguilar: “Si la mujer amenaza no atemoriza al hombre y sí al contrario”. Entonces queda claro que la ley tendría que proteger más a todos los contrarios.




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jueves, 1. julio 2004

50 céntimos



Por fin he conseguido averiguar en qué consiste el admirado "milagro alemán", es decir, lo que fue, en pocas décadas, la gran reconstrucción de Deutschland tras los bombardeos "aliados" de la II Guerra Mundial. Los historiadores lo explican de varias maneras: que si escondieron el oro sustraído a los judíos y lo sacaron más tarde para reedificar ciudades enteras, que si las mujeres alemanas eran tan fuertes que levantaron el pais, que todos los alemanes son muy trabajadores, que si la gran inmigración y otras leyendas. Bueno, es posible. Pero no sólo es eso. Voy a apuntar una nueva hipótesis: la cerveza y los urinarios públicos (de bares, plazas, metros, etc). Si eres turista en Alemania, te hinchas a beber cerveza (cerveza de turista, claro). De hecho te hinchas como un globito, y al final tu estómago se convierte en un barril más de la taberna. Si quieres ponerte contento, es mejor beber wiski (aunque no para el bolsillo), porque las cervezas son muy suaves y tardan en subir a la cabeza.

Pero a lo que iba. El milagro alemán. Cuando pasas del litro de cerveza (que, es verdad, está buenísima) te ves obligado a vaciar la vejiga. La pausa hidráulica es inevitable. Entonces vas a los lavabos y, oh sopresa, una persona que hace guardia en la puerta no te deja mear si no le pagas 50 céntimos (casi 100 de las antiguas pesetas). Mi tesis (llámalo paranoia) es que toda esa pobre gente pobre que te cobra en los aseos está contratada por las principales marcas de cerveza de Alemania. Son como funcionarios de la Lowerbraun, la Paulaner, la Warsteiner, la Radeberger... De este modo, los cincuenta céntimos se transforman en una especie de impuesto añadido al precio de la cerveza: pagas cuando la bebes y pagas cuando la meas. Un negocio redondo. El milagro alemán.

Dejo las bromas a un lado, porque es por lo menos anacrónico que Alemania se haya "reconstruido" con la orina de los europeos, ya que fue sólo a partir de la caída del muro cuando Alemania comenzó a recibir un mayor número de turistas meones. Además, el consumo interior de "bier" es altísimo.

Así pues, me sigue pareciendo una especie de milagro. Tras la IIGM, aunque se salvaron unas pocas, las principales ciudades de Alemania estaban en su mayor parte destruidas. Es el caso de Munich, Nuremberg, Dresde, Berlin, Colonia o Franckfurt. Hoy en día, Alemania, casi reconstruida, es el Estado europeo que más ayudas aporta a la construcción de la UE. Algunos se preguntan por qué este pais atraviesa actualmente una cierta crisis. Respuesta: autopistas gratis, servicios de transporte gratuítos para personas de bajo nivel adquisitivo, una buena seguridad social, gran protección de los derechos de la mujer (estupenda cobertura de las bajas por maternidad, por ejemplo), acceso muy asequible a la vivienda, educación pública diversificada, una fiscalidad de acero (allí no se escapa nadie), etcétera. Los que dudan de la vitalidad de este modelo social porque "provoca crisis", deberían preguntarse también por qué en España no hemos sufrido esa crisis durante los últimos años. La verdad, tras este viaje, me han quedado claras algunas cosas: si Alemania está crisis, preferiría vivir en un pais en crisis económica permanente. Visítad Deutschland si tenéis la oportunidad. Los 50 céntimos quedan sobradamente amortizados.




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miércoles, 30. junio 2004

Abriendo el saco...






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miércoles, 16. junio 2004

Pasaje hacia Deutschland



A veces basta con un par de cervezas para darse uno cuenta de lo secuestrado que está. Se sufre el síndrome de Estocolmo, pero ojos adentro, ojos aspirados, ojos a punto de precipitarse por nuestra garganta por efecto simple de la gravedad. Fuera, haces una panorámica y contemplas bocas gritando "España, España" o "Grecia, Grecia" (no importa) ante un televisor ahorcado en la pared de un bar, o te quedas pasmado, idiota, ante la tecla "enter", o se te aparece en sueños la puerta eterna de la fábrica como una llamada divina, con luz cenital, angelitos y todo, como si fuera el paso a (la) otra vida. Dentro..., dentro no hay mucho ya. Esto y poco más. En fin, un rapto. Al corazón le entran ganas de llamar al ascensor, subir hasta el hotel de una neurona más o menos comprensiva y llamar a la puerta. Toc toc. Un poco de diversión, por favor. ¿Cuánto es? Un amigo solía decirme que andamos todos "atrapados", que somos, de hecho, unos "atrapados". Por A o por B, por X o por Y, siempre somos ese puntito perdido en el centro de unas coordenadas cartesianas que alguien construyó por casualidad. En argentino diríase que estamos cogidos, y en freudiano que estamos alienados. Da igual. El juego de dados no tiene fin. La cuestión es que llegan los calores del verano, que también ayudan a reconocer lo cogido y lo jodido que uno va por la vida en ciertos aspectos (también en los inciertos), y dan ganas de escapar de A y de B, de X y de Y, aunque sea por la tangente, aunque sea en una parábola intrépida, o en una elipse a bote pronto. Todo esto, cómo me enrollo, para deciros, amigos, que me voy un par de semanas fuera, fuera de mí y fuera de estas tierras. Que me fugo. Pronto volveremos a no vernos. Nos leemos... :-)




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Hi-Fi



Desde que introduje (para los más reservados) la posibilidad de enviar mensajes directos desde la Oficina, he recibido algunos muy interesantes. Algunas personas, de forma anónima, han realizado puntualizaciones a los textos que por aquí se pierden. Recientemente, recibí uno con la frase "la fidelidad no es una cruz, es una virtud". Puede ser. Sería una virtud si, por ejemplo, obviamos que a Cristo lo llevaron a la cruz por guardar fidelidad a sus ideas y creencias. O a lo mejor es que la fidelidad es, al mismo tiempo, una cruz y una virtud. Es necesario precisar, por tanto, que existen fidelidades que, al final de la partida, resultan ser más una cruz que una virtud. De hecho, la historia está llena de personajes que mataron seres humanos "en virtud" de su fidelidad a determinados valores, o bien por fidelidad a sí mismos. Los Bush, sin ir más lejos (si es que este enfermo sabe lo que es fidelidad). No es de extrañar que las religiones sigan teniendo fieles. Muchos. Y también cierto tipo de política. La fidelidad es, hasta cierto punto, una cuestión de fe y, en este sentido, puede provocar todo tipo de crucifixiones. Bueno, tampoco es que me crea mucho esto que digo. En todo caso, a mí, la fidelidad que más me gusta es la que ofrecen algunos equipos de música. La Hi-Fi.




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