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Ahora ya no. La pelota amarilla y vieja, de hexágonos negros, deshinchada en el rincón del patio de la escuela que ya no existe. La botella de vino vacía, bajo un sol de justicia, sobre el banco oxidado del parque. La cajetilla de tabaco con una colilla dentro. La chaqueta azul marino, (la de dos líneas blancas por cada manga), sucia, tirada en el descampado. La cinta de Aute en el radiocassette doble pletina. La zapatilla que se embarcó en una ola, surcó los mares, que izó una bandera pirata, que hoy atraca solitaria en la orilla de esta playa. La pinza de tender la ropa, mojada tras la lluvia, en el tejado mohoso de la casa en ruínas. Los besos que di en el invierno de 1991.
Escrito por jose el 20 de abril de 2004, 1:15:24 CEST
![]() Con permiso Algún día habré de reconocer que desperdicié parte de mi sensibilidad hacia el misterio; sé bien que se nos recriminarán los sueños descifrados, que no verán con buenos ojos que archivemos crucigramas, que la falta de procedimiento causará ciertos dolores, que un código de barras no podrá sellar una sonrisa. Es una pena verme obligado a adelantar estos versos, porque recordaré triste que esta innata melodía de sombras era un espejo poco fiel. Cierto que ahora reside en mí todo el poder de no rendirme, no ante el mundo, sino ante mi, (una actitud poco rebelde para los tiempos que corren) pero qué puedo hacer yo... Ya no hay nadie infalible, a excepción del crepúsculo y otros recursos gráficos. Abandono por tanto el espíritu como una luz auxiliar, fácilmente recuperable con el paso de los siglos (o no), tomo el cuerpo prestado para devolverlo radicalmente muerto, o en un orgasmo que garantice la confianza, pero, ante todo, desobedezco a los responsables de destruir una a una todas mis ilusiones. Por favor, quisiera nacer.
Escrito por jose el 16 de abril de 2004, 2:01:25 CEST
![]() Llave Salió del mundo,
distraído, como quien silba
o hace cola para comprar una vida equivocada.
Salió del mundo y cerró los sueños
aprovechando los portazos del viento.
La llave que guardó en el bolsillo
le abrió la ingle
le perforó la vejiga su llanto es un embalse y aprende a bucear en su propia sangre Noé se prepara para el diluvio
Escrito por jose el 13 de abril de 2004, 8:22:41 CEST
![]() Colores Pasar de la juventud a la madurez es como hacerlo de RGB a CMYK. Dispones de menos colores, pero los diferencias más.
Escrito por jose el 2 de abril de 2004, 10:23:47 CEST
![]() Salmo II Qué felicidad. Sois los elegidos. És fácil. Para ser los elegidos sólo hay que creer ser los elegidos. No existieron en la antigüedad hijos de puta más sabios, aunque sí algunos sabios infinitamente más hijos de puta, lo cual nos ofrece una refinada perspectiva de por qué os dejáis imitar. Creisteis en vuestro reino y reinais. Inventasteis lo prioritario: el semáforo. ¿Se puede pedir más? Claro que sí. Si no os conociéramos... Un orden perfecto realiza secreto todo vuestro trabajo, un engranaje exacto de manos y de llagas, valles enteros de espaldas como alfombras, colmillos hambrientos de sueños in vitro. La cosecha está preparada. Nada excede límites. La libertad es un conjuro que lanzasteis tras las sombras y el infierno os ilumina cenital contra toda adversidad. Qué felicidad. Os envidian los dioses, cuyo ombligo ha sido canjeado por la sonrisa cadáver de un recién nacido. No podéis parar el mundo, es verdad, pero sólo vosotros sois los propietarios de cada una de las piedras necesarias que detienen a favor del cerdo las ruedas del planeta. Qué felicidad. Aquí lo tengo. Por el cuello. Miradlo. Es vuestro producto humano. Puede hipotecarlo todo. O casi todo. También es feliz, quiere ser feliz, intenta ser feliz y puede ser feliz; y puede embucharse cuatro metros de intestino; y puede hacer cola para matar al prójimo; y puede escribir su nombre en listas de espera; y puede conservar en lata sus cuatro extremidades; y puede hacer horas extra sin cobrar ni rechistar; y puede manifestarse de siete a ocho si no hay sangre; y puede muscular su odio contra sus tristes miedos; y puede morirse de hambre si nace en tierras huérfanas; y puede pagar a crédito el mejor de los ataúdes; y puede mantener frescas las ideas en el frigorífico; y puede depositar sus esperanzas en un banco de semen; y puede apostar el amor a una sola carta; y puede congelarse durante el próximo milenio. Y se me olvidaba: puede asesinaros, una muerte que, en fin, os preocupa muchísimo menos que la perdurabilidad de vuestro engaño. Vosotros no sois menos suicidas, amigos míos. Qué felicidad. Podeis hipotecarlo, aplazarlo todo. O casi todo. Ahora solamente os falta averiguar cómo retrasar el próximo latido.
Escrito por jose el 30 de marzo de 2004, 0:51:13 CEST
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