Solicitud



Pistola en mano, el terrorista Sarhane Ben Abdelmajid se acercó ayer hasta la Oficina de Objetos Perdidos para comunicar y tramitar que había perdido la vida. Quería recuperarla, pero no pudimos ayudarle: si Alá no hubiera venido a recogerla se la hubiéramos devuelto.




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Desierto



Parece mentira, pero en la era digital, el desierto todavía es un reloj de arena que marca a la perfección la hora de la muerte; desafía la existencia del tiempo porque lo puntual siempre es llegar tarde a la vida. Parece mentira, pero en la era del rock, del pop y del rap, el silencio del desierto no es una música ni una voz, sino el instrumento que el odio afina a favor de las bombas. Parece mentira, pero en la era de la felicidad, los sueños del desierto no duran la noche entera, cargan un oasis de sangre listo para disparar contra todos los espejismos de paz. Parece mentira, pero en la era de las golosinas, Herodes sigue vivo y se dedica a la distribución de cinturones explosivos.




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Testículos para Obiang



Como dice mi abuelo, si en algunos paises, en vez de petróleo, hubiera melones, nadie les enviaría barcos de guerra como "visita de cortesía" o de "cooperación". Por ejemplo, si en Guinea Ecuatorial sólo hubiera melones, el dictador Teodoro Obiang dejaría de comerse los testículos de sus enemigos. Este tipo de nutrición la explicó recientmente Moto, que no es un vehículo a dos ruedas sino su opositor exiliado en España. Hace unas semanas, la fragata Canarias partió de la base de Rota junto al buque de aprovisionamiento Patiño con rumbo al pais africano sin que el gobierno informara a nadie (y menos en el Parlamento), sobre este viaje cortés. La prensa se enteró de lo acontecido sólo cuando llegó la orden al Canarias de regresar al puerto español. ¿Qué es lo que hacían dos buques de guerra en las costas de la antigua colonia española? ¿Es que necesitaba Obiang importar testículos y por eso, amistosamente, ordenó Trillo el "manda huevos"? ¿Hubo respuesta? No. Sólo silencio. El mismo silencio de siempre: el silencio Prestige, el silencio Yakolev, el silencio espiral, el silencio todos a calllar, el silencio Aznar.

La nueva noticia, mucho más grave, nos podría despejar algunas dudas sobre el objetivo de la misión de la marina española en Guinea Ecuatorial: España, Reino Unido y EEUU han estado alentando un golpe de Estado en Guinea, según las declaraciones del ministro del Interior zimbabuense, Kembo Mohadi, noticia publicada ayer por la tarde en las páginas web de medios de comunicación españoles. Esta anuncio de Kembo se produce precisamente después de que el pasado domingo las autoridades de Zimbabue se incautaran de un avión de carga matriculado en EEUU que, al parecer, transportaba "mercenarios y equipo militar", y que partió ilegalmente de Sudáfrica y se dirigía a Guinea con intención de dar un golpe de Estado. Por lo visto, uno de los detenidos finalmente ha cantado que "ellos (los mercenarios) fueron ayudados por el MI6 (el espionaje británico), la CIA (quién no la conoce) y los servicios secretos españoles". Tenemos, por tanto, que el tristemente famoso trio de las Azores, a pesar de continuar fatalmente involucrado hoy en la guerra de Iraq, sigue colaborando de forma secreta a espaldas de los ciudadanos (y con nuestro dinero) para favorecer, una y otra vez, a las compañías petroleras.

Repsol ha mantenido en los últimos años una estrecha colaboración con Obiang. Como, evidentemente, también colaboró Aznar, que no se avergonzaba entonces de negociar con este dictador africano y sólo dos años después se negaba a hacerlo con el que recientemente han sacado de Iraq, Sadam Hussein. Las especulaciones sobre el interés de Repsol YPF en los recursos petrolíferos de Guinea Ecuatorial se han venido incrementando en los último años, en donde ha tenido que hacerse sitio a codazos entre sus homólogas francesas y norteamericanas, ya que llegó tarde al expolio. Es curioso comprobar que, ni corta ni perezosa, la misma prensa francesa que hace sólo unos días entrevistaba a Aznar ha corrido a publicar hoy la noticia del golpe, nada más y nada menos que en su portada electrónica. ¿Qué clase de guerra secreta, qué banquete se está "celebrando" en las antiguas colonias entre las multinacionales del gas y del petróleo? En relación con estos hechos, es preciso recordar que Repsol es la compañía que "entró a precios de ganga en Argentina haciéndose con YPF; la misma que en Puertollano, el pasado 14 de agosto de 2003, fue responsable de un trágico accidente que costó la vida a trabajadores subcontratados que hacían sus labores en unas condiciones de inseguridad escandalosas, y que recientemente se negaba incluso a ceder a las modestas reivindicaciones que reclaman los sindicatos; la misma que no tiene reparo alguno en colaborar abiertamente en Guinea Ecuatorial con la dictadura de Obiang y las multinacionales estadounidenses y francesas que se dedican a extraer petróleo en ese país africano, haciendo oídos sordos a las denuncias de violaciones de derechos humanos provenientes no sólo de la oposición sino también de organismos como Amnistía Internacional".

Cada vez parece más evidente que la guerra de Iraq no ha sido más que la punta del iceberg de un nuevo escenario internacional en el que desgraciadamente es posible que el colonialismo vuelva a tener un protagonismo similar al que tuvo en el siglo XIX. Hace tan solo una semana comentaba cómo EEUU y Francia se habían lanzado ferozmente al control de Haití tras "la dimisión" de Aristide. Por nombrar un último ejemplo: hace unos meses Repsol fue también la empresa que desató la furia social en Bolivia a causa del Pacific LNG, el impopular plan de exportación del gas. Podemos aceptar, aunque sea por un momento, la máxima de que el gobierno del PP haya estado tratando de reubicar a España internacionalmente para impulsar el negocio de las empresas españolas, pero de inmediato aparece la sombra de muchas preguntas al respecto: ¿A cambio de qué? ¿A costa de qué? ¿En beneficio de qué intereses, qué empresas y qué cargos políticos? Y sobre todo: ¿Cuántas vidas y cuántos muertos más planea poner en juego la derechona española?




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"NO A LA GUERRA civil"



Para guardar la repugnante coherencia que han manifestado, los ingenuos y/o los hipócritas que estuvieron a favor de la guerra de Iraq porque se creyeron, o quisieron creerse, el cuento de las armas de destrucción masiva, el del terrorismo y el de la democratización de ese pais árabe, deberían colgar ahora en los balcones y en las ventanas de sus casas "NO A LA GUERRA CIVIL". Hoy siento una rabia inmensa. Este mundo está gobernado por asesinos.

ARTICULO DE PRENSA: QUÉ ES LA OPERACIÓN "GUERRA CIVIL"

¿Y porqué la teoría de la guerra civil? Bush y los halcones, acorralados en Irak y presionados por el canibalismo electoral de los demócratas, necesitan romper el frente de la resistencia iraquí que, hasta ahora, viene operando en forma monolítica contra las fuerzas militares de ocupación.

Bush y los suyos, con la reelección cada vez más lejana a causa de las continuas oleadas de ataques y muertos en Irak, precisan distraer la atención para neutralizar la arremetida de sus adversarios demócratas, particularmente de Kerry, quienes centran sus ataques a Bush en dos temas principales: la no aparición de las "armas de Saddam" (que sirvieran de justificativo para la invasión) y el costo financiero y en muertos que produce la ocupación militar de Irak.

En la vieja lógica maquiavélica, precisan dividir para reinar, esto es, "libanizar" Irak y crear bolsones de enfrentamiento entre los diversos grupos étnicos, religiosos y políticos que se disputan el poder tras la caída del régimen de Saddam.

Lo que se propone la inteligencia militar en Irak, y de hecho lo está haciendo, es la división de chiítas, kurdos y grupos nacionalistas pro-Saddam con la intención de enfrentarlos en una lucha de "todos contra todos", esto es, producir en Irak un proceso de "afganización" armada que le permita a las fuerzas norteamericanas salirse de la mira de fuego ha que están sometidas las 24 horas del día.

La "aparición" de Al Qaeda y del llamado "terrorismo extranjero" es la carta que siempre tiene en la manga la CIA para justificar actos terroristas que son financiados y organizados por sus propios agentes infiltrados en las complejas redes de la organizaciones islámicas.

En este punto, los especialistas estiman que, en por lo menos el 40% de los atentados con explosivos en Irak, se encuentra la "mano negra" de la CIA, como es el caso de los ataques contra las mezquitas, las organizaciones internacionales como la ONU o la Cruz Roja, las embajadas árabes, y últimamente la sede de los partidos kurdos donde dos cargas explosivas produjeron centenares de víctimas.

Mirados en perspectiva estratégica, estos ataques están orientados a crear sospechas y deseos de venganza entre las diversas fracciones políticas y religiosas que componen el mosaico iraquí.

En cuanto al beneficiario principal de esos atentados, la cuestión es sencilla: la resistencia iraquí está en lucha contra el invasor norteamericano, no contra la ONU, otros países árabes, los kurdos o los chiítas.

La delimitación entre las acciones terroristas de la CIA (con el objetivo de crear la sospecha y el divisionismo) y las operaciones de la guerrilla "antinorteamericana" es clara: las acciones de la resistencia se orientan predominantemente contra blancos estadounidenses o "colaboradores" civiles y policiales iraquíes.

La resistencia iraquí no cosecha ningún "beneficio" atacando sedes de organizaciones internacionales, partidos kurdos o mezquitas chiítas. Aquí el beneficiario principal de esos atentados es EE.UU., quien se vale de ello para crear la figura del "caos" y de la "guerra civil" que los operadores de la CIA están vendiendo por medio de la prensa internacional.

De esta manera, y como lo hacen con el fantasma siempre "acechante" de Bin Laden, intentan crear consenso interno y externo, que posibilite una mayor colaboración e implicación de la ONU y de los países europeos en Irak.

Bush y los halcones precisan salir del atolladero electoral y político en que se encuentran metidos.

Irak, está demostrado, es una trampa de la que deben escapar si quieren renovar el mandato en noviembre.

Y una guerra civil, sin ninguna duda, es la receta ideal para salir de la mira de ataque y convertirse en "mediadores militares" entre las fracciones en pugna.




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Haití: el fin de un gobierno vudú



Como ya hizo el dictador Jean-Claude Duvalier en 1986 (gracias a un avión de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos), es ahora el presidente-sacerdote Jean-Bertrand Aristide quien ha abandonado Haití (escoltado al aeropuerto por guardias estadounidenses fuertemente armados), lo que significa que EEUU se ha decidido a reinventar uno de sus tradicionales gobiernos-títere, quien sabe todavía si desde una nueva dictadura satélite clásica, tipo tontons-macoutes, o bien desde la imposición de otra democracia vudú de la que George Bush pueda sacar provecho electoral. Tal y como van las cosas en Iraq, y ante unas elecciones nacionales que de momento se le ponen difíciles, Bush no llega a tiempo de colgarse las medallas de una "democratización" en su política exterior; como en 1994 para Clinton, Haití reaparece diez años después en el escenario político internacional con idéntico objetivo para Bush, o para Kerry, que en este caso es lo mismo: lavar la cara sucia, y las manos sangrientas, del gobierno del imperio ante sus electores.

La historia de este pais caribeño, que el pasado 1 de enero celebró el 200 aniversario de su independencia, es la historia de la lucha contra el imperialismo español, francés y estadounidense. Haití padeció una brutal administración colonial francesa, luego los sátrapas (una de cuyas expresiones modernas fue la familia Duvalier), la connivencia de las dictaduras con el ejército y las bandas paramilitares al estilo de los tonton macoutes. El 80% de los haitianos son pobres, los índices de analfabetismo y mortalidad son de los más altos del mundo y la corrupción es comparable sólo a la de otros dos países: Bangla Desh y Nigeria. El cinco por ciento de los habitantes es portador del SIDA y 30 mil personas mueren anualmente de esta enfermedad. La esperanza de vida es 15 veces más pequeña que la de la República Dominicana. La violación de los derechos humanos, la violencia en contra de la mujer y la impunidad son parte del paisaje.

¿Quién se acuerda ya del la “Operación Restaurar la Democracia”, lanzada por Bill Clinton en septiembre de 1994? Casi nadie. En aquella época, se me encargó un estudio en la universidad que examinara, desde el seguimiento de los medios de comunicación, el proceso de justificación de una intervención militar de Haití por parte de EEUU aplicando las tesis que Noam Chomsky y Edward S. Herman argumentan en el libro "Los guardianes de la libertad". Sin tener la batalla ganada ante la opinión pública, Clinton ordenó finalmente que sus tropas desembarcaran en la isla para reinstalar al depuesto Aristide, quien había sido sacado del poder tres años atrás por un sangriento golpe militar. Ante el mundo, esto apareció como un gesto noble y, de hecho, la opinión pública norteamericana cambió a favor del gobierno de Clinton... ¡en tan solo un día! Lo que hizo en realidad EEUU fue devolver el poder a un hombre acusado repetidas veces de ser un corrupto y un traficante de droga, que había logrado ponerse la máscara de un demócrata izquierdista ante todo el mundo gracias a la inestimable ayuda de Estados Unidos. Todo un trabajo de ingeniería política y propaganda.

Durante la ocupación, los marines de Estados Unidos aprovecharon para reprimir a las organizaciones de obreros y campesinos. A través de la CIA, financió y ayudó a los antiguos líderes del golpe y a los miembros del antiguo régimen de Duvalier. A nadie le extraña ya que Clinton recolocara al presidente-sacerdote con la condición de que abandonara su retórica y las reformas propuestas, que se alineara con los intereses de EEUU y finalmente aceptara las exigencias del FMI y del Banco Mundial.

Diez años después, la economía haitiana está en ruinas, la gente pasa hambre, hay secuestros y asesinatos, y el flujo de cocaína se ha incrementado. Además de padecer las elecciones fraudulentas del que se proclamó un demócrata, los traficantes son encarcelados para ser puestos en libertad solo unas horas más tarde, los periodistas son perseguidos y eliminados. Como ya hizo Duvalier, Aristide solía viajar con sus propios matones armados y propugnaba zonas de exportación con sus bajos salarios y la ausencia de sindicatos a lo largo de la frontera con la República Dominicana: centros de trabajo en condiciones de extrema explotación para los haitianos. Todo el mundo sabe que, hoy en día, el pobre cura pobre ya es billonario.

Con todo, una nueva ocupación militar de Estados Unidos ha comenzado, a la que Francia se ha sumado esta vez al más puro estilo del trío de las Azores: sin esperar a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, ya que había proyectado con antelación que hoy mismo enviaría 200 soldados con el objetivo de "pacificar" la isla. Según informan hoy los medios de comunicación, un responsable del Pentágono anunció ayer, horas después de la huida de Aristide, que un cuerpo expedicionario de 200 marines iba a partir de inmediato hacia Haití "como parte -insistió- del contingente de una fuerza multinacional" y destacó que varios países habían mostrado su predisposición a participar en estas tropas de pacificación; que esperaba obtener "apoyo internacional" mediante una resolución de la ONU que avale una "transición pacífica". Por la noche, solamente unas horas después, con el visto bueno norteamericano, el Consejo de Seguridad aprobaba el envío de una fuerza multinacional para "estabilizar" Haití.

El silencio del gobierno español Por otra parte, me llama mucho la atención que España (pais que en los últimos años ha donado millones de euros a la "Misión Especial para Fortalecer la Democracia en Haití" (vía Organización de los Estados Americanos-OEA), no se haya pronunciado al respecto ni se pronuncie tampoco en la actualidad en relación con la violación de derechos humanos en Haití; mientras, Aznar sigue llenándose de hipócrita gloria y santidad, con argumentos pueriles, en la justificación de su particular lucha contra el terrorismo y las invisibles armas de destrucción masiva en Iraq. De hecho, a fecha de hoy, el gobierno español no ha manifestado su intención de unirse a las tropas de "pacificación" de la ONU en Haití; del globo sonda a la bomba política, todos los ministerios están demasiado entretenidos en prender mecha de todo tipo de informaciones relacionadas con ETA que les permitan repetir la mayoría absoluta en las elecciones españolas del 14 de marzo.




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