Los expulsados



Los expulsados de la sociedad forman una sociedad todavía más grande que la sociedad de la cual han sido expulsados. Pero no se llama sociedad. Se llama bolsa de marginación estrictamente prevista, inapelable, necesaria para que la sociedad realmente digna de este nombre crezca y progrese hasta extremos nunca antes conocidos, celestiales, miríficos. Pues, como todos sabemos, la defecación es absolutamente imprescindible para que un cuerpo crezca y progrese como es debido y a nadie se le ocurre llamar cuerpo a la mierda por muy enorme y numerosa que ésta sea. Sencillamente, se intenta no mirarla y, con la satisfacción de quien se deshace de un lastre inútil y feo que frena su bienestar y las gloriosas perspectivas de crecimiento y de progreso que en frente se le abren, estira despreocupadamente de la cadena.

Marc Granell. V.O.




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Globalízate con peajes



Confundido editorial de El Pais, acerca de la fusión entre la concesionaria española Abertis y la italiana Autostrade, en el que mea fuera de contexto. Atención, pregunta: ¿qué diferencia hay entre un monopolio y un monopolio?

A la luz de esta operación, cabe preguntarse por qué la facilidad con la que se llevan a cabo en Europa fusiones transfronterizas en el sector de la explotación de autopistas y aeropuertos se convierte a menudo en dificultades insalvables en el campo de la energía. La respuesta tiene que ver seguramente con que los mercados energéticos tienen unos límites fronterizos que no se han superado, con que las redes de distribución son estrictamente nacionales y con las responsabilidades que los ciudadanos atribuyen a los Gobiernos en materia de suministro.

De insalvables nada. El único límite fronterizo es el dinero, no las naciones. Si no, ¿qué son los peajes que pagamos? ¿Un suministro estatal? Anda ya...




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La democracia enladrillada



«Bañado en sudor, se curva el hombre construyendo la casa en que no ha de vivir.» [Bertolt Brecht]

Obreros muertos, corrupción política y empresarial, destrucción del paisaje, degradación ecológica, privación del derecho a una vivienda digna, hipotecas a cadena perpetua, ciudadanos rebajados a la condición de esclavos. La democracia está enladrillada, quién la desenladrillará...




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La decadencia del catolicismo ibérico



La Iglesia es la la institución más desprestigiada entre los jóvenes ibéricos. Además, según el informe, los que se declaran católicos, por primera vez en la historia, no llegan al 50%. De lo que más me alegro. ¿Quién había dicho que todas las noticias de la prensa son malas?




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Entre lo civilizado y lo primitivo



Lamento que Rosa Montero se una a los que piensan que vivimos ahora un conflicto entre lo civilizado y lo primitivo —como si en algún momento, en cualquier sociedad, ese conflicto se hubiera superado. Hablar de lo civilizado y lo primitivo es un poco hablar del sexo de los ángeles. ¿No son primitivos los espectáculos taurinos? ¿O ya se han civilizado? ¿Están civilizados los que van a 200 km/h por la autopista? ¿Estaba Aznar civilizado? No le discuto a Rosa Montero el reaccionarismo paleto de algunos políticos, ni tampoco la intransigencia fascista de ayuntamientos, obispados y juntas ante el espectáculo satírico de Bassi. Lo que echo de menos es una reflexión menos ligera de lo que ha supuesto la propagación de las caricaturas de Mahoma que Montero menciona en su artículo, unas caricaturas que han funcionado a la perfección en los medios de comunicación como una verdadera arma de destrucción masiva de la inteligencia, consiguiendo: poner en pie de guerra al islamismo más fanático y redoblar la violencia en Oriente Medio, restaurar en occidente la propaganda del concepto católico —y religioso en general— de blasfemia y de sacrilegio y, lo peor de todo, lo que más complace al Vaticano, a los neocon europeos y a los halcones de Washington: radicalizar y enfrentar posiciones dentro del laicismo y de la izquierda, esta vez en torno a la santidad de la libertad de expresión. Una jugada perfecta, ¿no? No es, por tanto, un conflicto entre lo civilizado y lo primitivo, que es propio de cualquier sociedad de ahora o de antes, de Occidente o de Oriente. Tampoco un zapateril conflicto entre civilizaciones. A mi entender, se trata de una ofensiva global del capitalismo, orquestada desde los medios de desinformación masiva, que en favor de los intereses de sus amos necesitan poner a prueba derechos adquiridos de los ciudadanos. ¿Cómo no iba a aprovechar el catolicismo o el islamismo una situación tan favorable a sus maniqueísmos? ¿Cómo no iban a aprovechar los políticos polémicas tan favorables a sus maniqueísmos? Es más: ¿cómo no iban a aprovechar algunos artistas unas trifulcas tan rentables?




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