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viernes, 9. enero 2004
Nietzsche tampoco ha muerto Dios no ha muerto. Se ha transformado. Como dice un amigo: goza de una mala salud de hierro que da miedo. No es casual que, en el paisaje urbano del XIX, las chimeneas sustituyeran a los campanarios. Como yo lo veo, Dios ha ido recuperando toda su salud desde que ha logrado adaptarse a la primera Ley de la Termodinámica o Principio de Conservación de Energía, aquella que establece que la energía no se crea ni se destruye, solamente se transforma. Pero esa misma ley es la que protege a Nietzsche. ¿O no?
Escrito por jose el 9 de enero de 2004, 9:27:05 CET
jueves, 8. enero 2004
La nueva religión Deben de ser herencia del judaísmo, del catolicismo o del calvinismo, los recientes actos de fe planetarios que de sofisticados no tienen nada y que se nos imponen a diario como la nueva religión global. En mi opinión, la cuestión no se halla tanto en la existencia de importantes semejanzas entre Dios y las Armas de Destrucción Masiva, como que las creencias en dichos objetos religiosos continúan cumpliendo con suma efectividad sus funciones sobre buena parte de la población del planeta. Y por sí no quedan bastante claras las mencionadas similitudes entre el Todopoderoso y las Masivas (en Iraq), he aquí algunos apuntes:
Cualquier otra similitud que usted pudiera detectar será bienvenida.
Escrito por jose el 8 de enero de 2004, 9:14:24 CET
miércoles, 7. enero 2004
Consuelo La muerte es sólo una idea provisional.
Escrito por jose el 7 de enero de 2004, 13:04:19 CET
Contra la luz Si es verdad existe una estrella 150 veces mayor que el sol, entre 5 y 40 millones de veces más brillante, que además no puede ser observada a simple vista, ¿por qué no hallamos o por qué se oculta vida extraterrestre que quizá sea 150 veces más grande que el ser humano, que quizá sea entre 5 y 40 millones de veces más inteligente que el ser humano, y que obviamente, si está a 45.000 años luz, no puede ser observada a simple vista? ¿Qué jerarquías, qué pérdidas, qué luces son éstas que arrastramos por los siglos de los siglos que nos hacen caer una y otra vez en esa minusválida obsesión que nos obliga a ser incapaces de mirar más allá, verdaderamente más allá de las estrellas, de la luz cegadora, más allá de la fe divina y ciega en una existencia infinita pero abarcable del universo? Hace calor. El sol inunda el huerto y lo borra. Me siento a la sombra de un naranjo y, tras unos instantes de ceguera, compruebo que mi visión mejora bajo la sombra. Por fin reducido a mí mismo, contemplo desde allí la naturaleza que me rodea. Me convenzo entonces de que somos piojos microscópicos durmiendo en la cabeza de Alguien que todavía no ha decidido rascarse.
Escrito por jose el 7 de enero de 2004, 10:29:45 CET
martes, 6. enero 2004
Consejo Si insisten, tu diles que sí a todo, pero después haz lo que tu quieras.
Escrito por jose el 6 de enero de 2004, 17:55:20 CET
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