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El realismo es un constructo ideal definido por selecciones temáticas y por restricciones formales y estéticas. La prensa diaria, por ejemplo. No existe otra opinión pública que la publicada, ni más ideas que las idealizadas. El idealismo no es fruto de los ideólogos, un especie en extinción, sino la moneda de cambio de los idealistas. Todo lo contrario de la ideología. El programa electoral de los partidos 'socialistos' europeos, por ejemplo. No está más alejado de la verdad ni es menos nocivo ante los conflictos el realista que el idealista. No el cristianismo, sino el idealismo es la religión de nuestro tiempo: "Nosotros queremos una Europa mejor". Vale. ¿Y nosotros no? Hegel se estará chupando los dedos. Qué desencanto, qué chasco descubrir en los libros de historia del siglo XXII que el terror del siglo XXI era sólo una cuestión de realismo y que el terrorismo no era más que el estilo literario preferido de los ricos. Novela rosa. O roja, como la sangre.

Los gritos son de la vecina que riñe a su hija al otro lado de la pared. Y toda la noche es la vecina, toda la noche su grito y todo el grito mi insomnio. No le importa a la vecina que el barrill de Brent supere los 40 dólares, que Netscape resucite como el ave Fenix, que el resto del mundo duerma ni que un submarino nuclear británico bucee como un niño en el Mediterráneo. Son temas menores, puro ornamento, semáforo en rojo o paso a nivel, una hormiga atravesando África comparado con el paquete de tabaco que halló en los pantalones de su hija. A mi, en cambio, que abuso de los puntos de mira panorámicos, me soprende esta noche el contorsionismo de mi ojo en la mirilla, afición no esquiva que insiste en la subida de los tipos de interés como causa de las broncas de mi vecina a su hija.

Ayer fue el Día Internacional Sin Tabaco, y hoy es el Día Internacional de la Infancia. Ahora existen Días Internacionales para todo y a este paso nos van a faltar días para celebrar un montón de cosas, por lo que habrá que ir pensando en celebrar Horas Internacionales, o minutos y segundos... 'Hora Internacional del Nudismo', por ejemplo. O 'del Sueño'. Donde algunas religiones fijaron el santoral como una iconografía del tiempo, la globalización establece su propio calendario basado en las grandes causas de la humanidad, aunque tengo la impresión de que, a veces, esta fijación ética por etiquetar comportamientos correctos, saludables y, en definitiva, buenos, termina convirtiéndose en un tierno pero superfluo escaparate moral que lo aleja de su finalidad: actuar para resolver o atenuar un conflicto. Los días, internacionales o no, son demasiado cortos para según qué problemas; en un mes, o dos, se puede dejar de fumar, pero otros asuntos requieren años, o toda una vida. Así que propongo a la ONU la creación del Día Internacional del Día Internacional. Más que nada, por ahorrar en solemnidad y ceremonia, que es algo que a menudo nos sobra.

Borrell calificó a Aznar de "asno de Troya de los EEUU en Europa" y Mayor Oreja le contestó que "el único que rebuzna" es él. Que maltratados nos tienen, que ya ni nos quejamos. No esperábamos, ni de lejos, un debate de nivel sobre el futuro de Europa, pero tampoco esperábamos que en el escenario ibérico aparecieran un par de asnos rebuznando. Porque no llegan ni a mulas, que al menos trabajan como tales. No sé si, a estas alturas, el burro español puede seguir siendo un reclamo turístico para los europeos. Además, qué caro nos sale seguir viajando en burro a Bruselas cuando los alemanes hace tiempo que van en Mercedes, o en Audi.