Arden soles, pero es de noche si los miras.

En el incendio del ayer te consumes solitario.

De iluminar tus horizontes se te queman las pupilas.

Y no llegará al mediodía la luz que desnudaste.

Madruga, corazón, contra todas la cenizas.

Todas las palomas se han posado en la última planta del campanario y desde allí miran fijamente la plaza. Estoy seguro de que esta vez están meditando muy seriamente que éste es el mejor momento para suicidarse.

En un pais donde la gente trabaja en más de una empresa para poder llegar a final de mes, donde se pagan por duplicado los impuestos a cuatro administraciones públicas diferentes, pero donde se cobra apenas una pensión y mal, uno debería tener el derecho intransferible a morirse por lo menos dos veces. Más improbable que imposible, porque... ¿qué sería entonces de los que no les llega ni para morirse una sola vez?

Cuando la noche llega al poema, usar lunas es un lujo indecente, sobre todo si se abusa de las fricativas.

Una mujer con dinero puede ser radicalmente igual a un hombre con dinero. Pero una mujer sin dinero puede ser radicalmente más pobre que un hombre sin dinero. ¿Hasta qué escalón de la pirámide social va a descender la política de la igualdad radical entre sexos?